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LA JORNADA EUROPEA DE FÚTBOL

El vacío empobreció un gran partido

El silencio y el vacío ocultaron y empobrecieron un gran partido de fútbol. La experiencia de anoche confirma que el gran espectaculo futbolístico tiene un elemento principal en la escenografía. El Madrid y el Nápoles jugaron un partido intenso, duro, lleno de acciones de calidad y con suficientes ocasiones de gol. Pero resultó desangelado. El Madrid alcanzó un resultado esperanza or para el partido de vuelta donde habrá que temer la dureza del Nápoles, ya apuntada ayer en el Bernabéu silencioso. Sobre el anoche fantasmal cesped del Santiago Bernabéu, los dos equipos hicieron el esfuerzo de sobreponerse al vacío que la ausencia de 100.000 personas provoca. Es difícil decidir si le consiguieron o no. El ambiente era extraño. Recordaba el de un partido de Copa entre terceras, de noche de invierno y con lluvia. Y sin embargo era un partido de Copa de Europa, entre dos de los mejores equipos que puedan existir y ante un estadio cargado de historia, aunque vacío de público. Cada impacto de la bota con el balón resonaba con extraños ecos, y gritos como "A Rafa", "Mía", "Ay", "Que no se escape" y otros que queda feo reproducir en letras de molde eran claramente perceptibles.

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En cualquier caso, el Nápoles salió a hacer lo que se espera de cualquier equipo italiano: defender. Dejó arriba solamente a Giordano, levemente respaldado por Maradona, cuyo abandono físico es casi escandaloso y disminuye mucho sus posibilidades.Al su lado tenía como único complemento a la creación a Romano, el número 11, una sorpresa por su calidad.

El resto se dedicó a defender, incluido Bagni, tenido por el segundo jugador del Nápoles en calidad. Bagni fue durante el primer tiempo el jugador más significado, tanto porque ofrecía visibles muestras de cojera como porque, a pesar de ello, mantuvo un pulso espectacular con Michel. Del choque entre ambos fue naciendo una creciente dureza que se extendió al resto de los jugadores.

En el Madrid, Chendo salió a marcar a Maradona y varias veces obligó al gran astro mundial a retroceder hasta la zona de defensa para perseguirle. Sanchis se quedó marcando a Giordano y Solana, falto de delantero a quien marcar, ayudó en la media.

Gallego dirigía la maniobra, con Míchel y Gordillo ofreciéndose siempre como salida por las bandas. En la media punta Martín Vázquez estuvo bien marcado por Ferrario y entre eso y la ausencia de Hugo Sánchez, a quien Santillana no puede suplir -y tampoco Llorente- al Madrid le faltó la magia en el ataque de los últimos partidos.

Sin embargo, fue mejor. En el descanso ganaba 1-0 gracias aun gol de penalti y además había acumulado cuatro claras ocasiones de gol, bien resueltas tres de ellas por Garella. El Nápoles sólo había tenido una oportunidad, aunque muy clara, cuando gracias a un fallo de Buyo, Giordano disparó alto a puerta vacía.

El Madrid salió en la segunda parte un tanto despistado. Durante una fase la ausencia de calor del partido tuvo un reflejo enorme en la falta de tensión defensiva de los blancos y el Nápoles asomó entonces por algunos momentos con cierto peligro. Tuvo la mala suerte de estrellar un balón en el palo en esa fase y ahí se evaporaron sus mejores posibilidades de conseguir un mejor resultado.

El Nápoles cambió de banda a Bagni, cuya cojera no le permitía ser un marcador fiable de Michel, sobre quien se colocó De Napoli. Bianchi, entrenador napolitano, confirmaba con ello que Míchel era el hombre a temer. En el partido de vuelta será sin duda el más castigado.

A partir de que el Madrid se reordenara el juego volvió a ser el de la primera parte. En la maraña que formaba el Nápoles frente a su área los madridistas se movían incómodos pero intentaban cosas, y algunas les salían. A fuerza de presionar obtuvieron un segundo gol, aunque también se arriesgaron a encajar algún contraataque. Las entradas en el equipo de Jankovic y Llorente en el tramo final del partido no fueron relevantes, como tampoco los cambios en el Nápoles.

El resultado final abre esperanzas a los dos y la calidad y dureza del partido permite esperar mucho de la cita del próximo día 30 en Nápoles.

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