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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Biblioteca Nacional

No sé si se ha debido a los recurrentes duendes de la imprenta o a la línea editorial de EL PAIS (véase el editorial del 8 de septiembre), pero en la carta que les agradezco me publicaran en su número del 10 del presente se ha producido un cambio de sentido. No tendría mayor importancia -y menos con este agobio térmico- la mutación de una simple vocal, si no fuera porque afecta incluso al título con que aparece la carta y al significado mismo de las frases. Según lo publicado, vengo a decir que "( ... ) durante más de 10 años ha padecido ( ... )", cuando según el original debería leerse he padecido. Kafka aparte, así las cosas, pretendía informar del tiempo que llevo como usuario, y no, como parece, limitar el que pudiera haber soportado la propia Biblioteca Nacional su concepción híbrida, que es bastante anterior a mi primera visita. De este modo, en fin, el inasequible al desaliento resultaría ser yo y no la biblioteca, como se sugiere.Ahora bien, si, de acuerdo con aquel editorial, se quiere acentuar que también la biblioteca, gracias a las medidas de acceso previstas, se está convirtiendo en inasequible, ése ya es otro tema, no abordado directamente en la carta (las 30 líneas exigidas obligan).

Junta con esta discreta aclaración, quiero transmitirle mis dudas acerca de la condición modélica que el editorial referido concede a la biblioteca del Ateneo. Por citar sólo cuatro aspectos: también hay que motivar y avalar la solicitud de ingreso en la institución, requisito estatutario para acceder no transitoriamente a la biblioteca; sus instalaciones y mobiliario están reñidos con la funcionalidad y la comodidad; sus fondos, amplios y valiosos por lo demás, han sufrido destrozos y sustracciones, y sus más caracterizados usuarios lo acercan antes a un anquilosado centro opositor o sui géneris gabinete de sociedad que a una auténtica biblioteca. Todo ello inmerso en un clima de progresiva degeneración, no ya de las fundacionales actividades científica, literaria y artística (amén de la política), de las que sólo son depositarios los sellos y membretes y los retratos de los ínclitos, sino incluso de toda inquietud cultural consistente y regular. Si de clubes sociales hablamos... Eso sí, el trato recibido por los bibliotecarios es más personal y diligente. Y el horario, generoso.

Definitivamente, el modelo, si positivo, tiene que tener otra sede.- Raúl Martín Arranz.

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