La extrema derecha altera el panorama político de Noruega
El éxito del ultraderechista Partido del Progreso en las elecciones comunales noruegas del pasado lunes ha superado las estimaciones previas, y el aproximadamente 12% de votos que obtendrá lo confirman como el tercer partido del país. El que este crecimiento se haya producido a costa de la derecha civilizada, representada mayoritariamente por el Partido Conservador, no altera la conclusión de que un cambio cualitativo de importancia se ha producido en el panorama político de Noruega. Queda planteada la incógnita de si se trata de un fenómeno transitorio o destinado a perdurar.
El éxito del partido encabezado por Carl Hagen (con 4 diputados) ha estado acompañado por un retroceso -no muy importante numéricamente, pero sí por su significación política- del Partido Laborista, que encabeza la dinámica primera ministra Gro Harlem Bruntland. Todos los demás partidos, con excepción de Izquierda Socialista, han retrocedido. Un dato complementario elocuente ha sido el bajo porcentaje de votantes: apenas un 64% de los habilitados y un 4% menos que en las elecciones comunales de 1983. Este dato confirmaría un descenso en la credibilidad del conjunto de los partidos parlamentarios.El fenómeno aparece más evidente en relación a los partidos del bloque burgués, que es desde donde mayoritariamente se ha producido el trasvase de votos hacia la extrema derecha. Los votos perdidos por los laboristas han ido, en parte, a Izquierda Socialista, y en parte, a la abstención.
La líder laborista, al tiempo de admitir que su partido había hecho una mala votación, hizo la autocrítica de haber subestimado al Partido del Progreso y haber centrado las baterías sólo contra los conservadores. El líder conservador Rolf Presthus dijo, por su parte, que habían tardado demasiado tiempo en tomar en serio a dicho partido. El Partido del Progreso ha logrado éxito centrando la prédica en el rechazo de los refugiados y la política de asilo mantenida hasta ahora por el Gobierno. Ningún partido político noruego se había atrevido hasta ahora a formular un punto de vista similar públicamente, aunque cerca de un 40% de la población noruega comparte en líneas generales, según las encuestas, el mensaje racista.
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