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Alfonsín modificará su política, económica mediante acuerdos con los peronistas

El presidente Raúl Alfonsín confirmó en el cargo al ministro de Economía, Juan Sourrouille, que había presentado su renuncia tras la derrota electoral del radicalismo, el domingo pasado. Alfonsín se inclinó por ordenar modificaciones a la política económica antes que por el reemplazo del equipo que dirige Sourroaille, tal y como se lo sugerían sus principales asesores. El Gobierno está dispuesto a acordar con los líderes del peronismo, convertido ahora en el partido mayoritario, las reglas de juego y los acuerdos mínimos antes de adoptar alguna nueva medida.

La ratificación de confianza en el equipo de Sourrouille, con quien el presidente Alfonsín se había comprometido públicamente antes de las elecciones, al declarar que le acompañaría "hasta el fin", va a provocar ahora el inmediato cese del ministro de Trabajo, Carlos Alderete. La cohabitación intentada en el Gabinete entre un técnico como Sourrouille y un peronista como Alderete no había dado resultado. El propio Alderete se encargó también antes de las elecciones de señalar que el Ministerio de Economía era "el enemigo estructural" de su plan político.Con la partida de Alderete acaba otro de los sueños de Alfonsín, el de dividir a la poderosa Confederación General del Trabajo (CGT), central única que lidera Saúl Ubaldini. Lo había intentado hasta ahora aliándose con el grupo gremial conocido como los 15, compuesto por los dirigentes sindicales de gremios con mayor número de afiliados. De ellos salió la nominación de Alderete al frente del Ministerio de Trabajo, pero la maniobra quedó abortada con el resultado de las elecciones parlamentarias y de gobernadores provinciales. El categórico triunfo peronista, que contó con el apoyo de la CGT, derrumbó la paciente estrategia que tejía Enrique Nosigla, el operador política encargado por Raúl Alfonsín para la tarea sucia de pactar con los mismos burócratas sindicales a los que el presidente argentino había denunciado cuando era sólo un candidato, antes de las elecciones generales de 1983.

El nuevo ministro de Trabajo -el quinto desde que asumiera el Gobierno democrático- será un dirigente radical moderado y de buena relación con los líderes gremiales peronistas. El elegido tendrá también el visto bueno de Antonio Cafiero, electo gobernador de la provincia de Buenos Aires y virtual conductor del principal partido de la oposición.

Consultas

El presidente Alfonsín envió a su ministro del Interior, Antonio Troccoli, a consultar con Cafiero sus decisiones. En ese encuentro se acordó una reunión cumbre, que se celebrará la próxima semana. Alfonsín explicará al líder peronista la nueva estrategia para reclamar una reducción de los intereses de la deuda externa. El peronismo proponía una moratoria pactada o la declaración unilateral de la suspensión del pago durante la campaña electoral, pero parece dispuesto ahora a respaldar el proyecto de Alfonsín.

El miércoles por la noche, en su primera aparición pública, Raúl Alfonsín tuvo que ignorar un discurso que llevaba escrito para levantar uno a uno los graves cargos que hizo el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Eduardo de la Fuente, a la política económica. En una parte de su improvisado, nervioso y pasional discurso, Alfonsín aseguró que "no vamos a permitir que la banca acreedora nos deje de dar crédito; tampoco vamos a tolerar que el Banco Mundial no atienda las necesidades de desarrollo, y, no vamos a permitir que el Fondo Monetario Internacional continúe aplicando recetas ridículas. Pero al mismo tiempo Alfonsín descartó por ahora medidas extremas cuando señaló que "el pueblo argentino quiere que rebajemos su interés, pero no desea un salto al vacío".

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