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Pacífico fin de campaña en Nueva Caledonia

Lluís Bassets

La jornada nacional de lucha por la independencia, convocada por el Frente de Liberación Nacional Canaco y Socialista (FLNKS) en el último día de la campaña electoral antes del referéndum de mañana transcurrió ayer sin incidentes ni manifestaciones. Entre tanto, la comunidad caldoche (ciudadanos de origen europeo) cerraba las dos semanas de agitación con una euforia apenas contenida, después de la gran concentración en favor de mantenimiento de Nueva Caledonia dentro de la República Francesa.

Los ministros de Asuntos Exteriores de los tres países melanesios del Foro del Pacífico -Papua-Nueva Guinea, Islas Salomón y Vanuatu (antes Nuevas Hébridas)- que comparten etnia y cultura con los canacos se reunieron ayer para condenar la celebración del referéndum y proponer el reconocimiento del Gobierno provisional de Kanaky (ya reconocido por Vanuatu).Las jornadas de lucha del FLNKS, y la de ayer en concreto, apenas tienen algo que ver con los modos al uso de la actuación política, dirigida a los efectos espectaculares a través de los medios de comunicación. Los militantes se concentran, en algunos casos incluso durante la noche, en campamentos o en poblados y realizan múltiples actividades culturales, deportivas o simplemente domésticas, como es organizar el abastecimiento, la cocina o el cuidado de los niños. En muchos poblados, grupos de militantes abandonaron la concentración a mitad de jornada para entregar pliegos de reivindicaciones en los puestos de gendarmería, que suelen lindar con los poblados.

Los lugares de concentración tienen el acceso cerrado por una barrera y a veces una pequeña garita hecha de palma, en la que un piquete controla a los visitantes. Sin el salvoconducto del Gobierno provisional no es posible acceder a estos campamentos. En mitad del descampado se alza un mástil con la bandera canaca, azul, roja y verde, con un sol en el centro que delimita la silueta de la flecha o mástil fetiche que corona la tradicional choza melanesia. Los militantes, siguiendo estrictamente las tradiciones, antes de dirigirse a la concentración han rendido la coutume (costumbre), consistente en este caso en una ceremonia por la que se deja la tribu bajo el cuidado de las personas sagradas, concretamente los ancianos y los ancestros fallecidos. A continuación se iza la bandera y empiezan ya las actividades programadas para la concentración.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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