Abundancia de papel y algunas esperanzas

Los mercados de valores se enfrentaron ayer a un auténtico aluvión de partidas ofertadas, que se extendieron hasta regar todos y cada uno de los corros. Los recelos que se advirtieron a los cierres de la precedente, junto con la notable inhibición de las posiciones demandadas, son los factores que se han convertido en las causas del varapalo al índice general.Los vendedores se han llevado el gato al agua con facilidad en casi todos los sectores, hasta crear la impresión genérica de un panorama nada halagüeño. En la escasa incidencia de las tomas de posturas a los precios más bajos de la sesión y en el interés institucional de forzar purgas y, con ellas, cambios atractivos de cara a la renovación de las partidas recién liquidadas, se encuentran las piedras de toque que explican la corrección de ayer.

Sin embargo, los deslizamientos tanto de grupos industriales como de valores clásicos han tenido su punto de esperanza ya muy entrada la tarde, por cuanto la presión del papel comenzaba a desaparecer, al tiempo que la certeza que se tiene de que los volúmenes de la sesión eran cortos, contribuía a crear un clima de contenida expectación.

Los augures tradicionales del mercado sitúan la posible mejora del tono del parqué en los cierres de la sesión de hoy, ya que se espera con avidez el resultado de los numerosos vencimientos de pagarés del Tesoro, sobre cuyo porcentaje de renovaciones se centran las miradas de buena parte de los bolsistas.

Por otra parte, alguno de los recientes vendedores institucionales ha cejado en su empeño a lo largo de la mañana de ayer, e incluso se han podido contabilizar casos de potentes operadores que han debido retomar posiciones con cierta prisa, para recomponer carteras más o menos maltrechas. En estas variables se encuentra el esperanzado optimismo con que cerró la sesión.