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HITO INTERALEMÁN

Cómo recibir al jefe de un Estado al que no se reconoce

La Constitución de la RFA cree en una sola Alemania

La elaboración del programa y protocolo de la visita de Erich Honecker en la República Federal de Alemania ha sido un auténtico encaje de bolillos. La RFA no reconoce a la República Democrática Alemana como un Estado independiente y soberano, según el derecho internacional, y en su Constitución establece como objetivo irrenunciable la reunificación. "El pueblo alemán en su conjunto está llamado a conseguir, en libre autodeterminación, la libertad y unidad de Alemania", establece el preámbulo constitucional.

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Las dificultades protocolarias de recibir al jefe de Estado de un Estado al que no se reconoce son obvias. Han sido superadas gracias al interés común en este acto histórico, recurriéndose en parte a ambigüedades y eufemismos para evitar susceptibilidades. Honecker acude a Bonn en base a una invitación del canciller, Helmut Kohl, no del presidente de la República, Richard von Weizsaecker. Su estancia en la RFA tiene carácter oficial de "visita de trabajo", aunque se trate claramente de una visita de Estado. La RDA logró imponer cierta, condiciones que le dan inequívocamente este carácter.Kohl recibirá a Honecker con honores militares ante la cancillería federal. Juntos escucharán los dos himnos alemanes. En los grandes mástiles ante el palacio Schaumburg de la cancillería en Bonn ondearán las dos banderas alemanas, con los mismos colores y distintos escudos. Honecker será recibido por Von Weizsaecker pese a que, en un principio, el Gobierno federal intentó oponerse. La RDA hizo depender toda la visita de este encuentro entre los jefes de Estado.

Un encuentro entre los ministros de Asuntos Exteriores, Hans Dietrich Genscher y Oskar Fischer, ha sido redefinido para evitar la impresión de que la RFA incorpora a la cartera de Exteriores sus relaciones con la "otra Alemania".

En Bonn las relaciones con Berlín Este son competencia del Ministerio de Relaciones Interalemanas. Genscher verá a su colega de Berlín Este en calidad de vicecanciller. Si en Bonn el Gobierno finalmente ha aceptado de hecho el acto como visita de Estado sin calificarla como tal, en los diversos Estados federados que visitará Honecker, el protocolo será aún mayor. El Gobierno federal ha reaccionado con malestar ante la noticia de que Franz Josef Strauss, el presidente de Baviera, que combina su derechismo exacerbado con un curioso afecto por Honecker, ha decidido poner una escolta de 15 motoristas al ilustre invitado frente a los siete de acompañarán a éste en sus breves trayectos por la capital federal.

Así está previsto al menos, si no se decide a última hora que el jefe del Estado comunista realice sus desplazamientos en helicóptero por motivos de seguridad. Dada la naturaleza del problema alemán no existen prácticamente grupos organizados de exiliados de la RDA en territorio federal. Los huidos o emigrados se integran en Alemania Occidental y vuelven la espalda a su pasado en el Este. Sin embargo, es obvio que Honecker tiene enemigos en la RFA, entre los emigrantes, represaliados o familiares de ciudadanos de la RDA víctimas dila represión política. La policía se halla en grado de máxima alerta, sólo utilizado en casos de extrema conflictividad como las visitas del presidente norteamericano Ronald Reagan.

Tras dos días de intensos contactos políticos en Bonn, Honecker viajará por el Estado de Renania Westfalia, invitado por su presidente, el socialdemócrata Johannes Rau. El miércoles por la tarde llegará a su Estado natal del Sarre, donde visitará la ciudad donde nació hace 75 años, Neunkirchen, y la vecina Wiebelskirchen, donde inició su militancia comunista. El anfitrión será el presidente socialdemócrata Oskar Lafontaine, con quien Honecker mantiene contactos desde hace años. El viernes, finalmente, viajará a Múnich, donde el bávaro Strauss le agasajará con opulento protocolo hasta su partida hacia Berlín Este esa misma tarde.

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