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3.000 millones separan a la familia Coca y al financiero Parretti para llegar a un acuerdo final

Más de 3.000 millones de pesetas y el control de una serie de inmuebles separan a la familia del fallecido banquero Ignacio Coca y al financiero italiano Giancarlo Parretti para llegar a un acuerdo en torno a la Bamada deuda Coca, que Parretti ha adquirido a Banesto tras haber pagado 15.900 millones de pesetas. Las negociaciones entre ambas partes se hallan en punto muerto. Giancarlo Parretti ofrece 3.500 millones de pesetas en metálico, cantidad de la que se deducirían aquellas propiedades que quisiera conservar la familia. La viuda de Ignacio Coca reclama 6.500 millones más la propiedad del palacete de Orfila, el piso de Almagro, una parte de la finca La Cepilla y la residencia veraniega de Marbella.

Nada hacía sospechar a la familia Coca y sus abogados que aquella reunión de primeros de julio con altos ejecutivos de Banesto iba a ser distinta de otras ya habidas en tomo a la deuda dejada por el fallecido Ignacio Coca con la entidad bancaria, una deuda cercana a los 44.000 millones de pesetas. Los abogados de la familia pidieron un terreno neutral, y el encuentro se fijó en la sede del Banco de Madrid. Allí, Jacobo Argüelles, director general de Banesto e ínclito representante de una de las tradicionales familias del banco, soltó la bomba: "Hemos vendido la deuda Coca; a partir de ahora tendréis que entenderos con un italiano de nombre Giancarlo Parretti".Días más tarde, y en el despacho de Enrique Sarasola, ambas partes entraron formalmente en contacto: Giancarlo Parretti y su abogado, Carlos Cuenca, por un lado; los abogados de la familia Coca (Jorge Yacobi Enrique Sánchez Prieto), Íñigo y Borja Coca y Enrique Sarasola, por otra. El presidente del grupo Interpart, con sede en Luxemburgo, avanzó allí una primera oferta a los Coca: comprarles las propiedades familiares por la suma de 15.000 millones de pesetas, y crear con ellas una sociedad inmobiliaria en la que ambos bloques entrarían al 50%. Parretti incorporaba el crédito, y la familia Coca, las propiedades. Esa sociedad sería aportada a Renta Inmobiliaria, la compañía holding donde Interpart piensa incorporar todos sus activos inmobiliarios españoles, en 30.000 millones de pesetas.

La reunión fue distendida, como ha sido toda la negociación, a pesar de la importancia de las cifras barajadas. El peculiar dialecto de Parretti, un cóctel endemoniado de italiano, español y francés, crea a veces problemas de comprensión, pero Giancarlo insiste en utilizar su castellano. El presidente de Interpart avanza su filosofía: la compra del pleito Coca a Banesto -que él justifica como un favor que le debe a José María López de Letona, futuro presidente de Banesto, y a, Fernando Castromil, secretario del consejo- es para él una inversión que puede ser a corto, a medio o a largo plazo, dependiendo de que haya o no acuerdo con la familia Coca.

Distensión

Los Coca quedan en estudiar la operación, aunque avanzan una primera línea de defensa: el acuerdo Banesto-Parretti no es válido, porque a Silvia Moroder, viuda de Ignacio Coca, le asiste el derecho al 50% de los bienes de la pareja, de acuerdo con el régimen de gananciales, existiendo una demanda judicial en este sentido.

A los pocos días, el despacho del empresario Sarasola es de nuevo protagonista de la segunda reunión entre ambas partes. La familia Coca formula entonces a Parretti una contraoferta concreta: 6.500 millones de pesetas en metálico, más la propiedad de Orfila, la parte agrícola de La Cepilla, Almagro y la casa de Marbella. Parretti queda en estudiarlo y en hablar con Banesto.

Giancarlo Parretti había hecho ya sus cálculos dos días más tarde y comunica a la familia Coca y sus abogados la imposibilidad de atender sus demandas. Él no puede pagar 6.500 millones de pesetas, pero mantiene abierta la oferta de la creación de la citada sociedad inmobiliaria, al 50%. Pero los Coca dejan claro su escaso interés por esa fórmula de colaboración a largo plazo.

El mes de agosto impone entonces su particular tempo, y mientras los Coca se bañan en Marbella, Parretti lo hace en Ibiza, desde la cubierta de un hermoso yate. Hacia mediados del mes pasado, Parretti se acerca a la ciudad malagueña; allí están también los abogados de los Coca. El financiero ítaloluxemburgués visita las distintas propiedades que pertenecieron a Ignacio Coca, y allí se plantea una. nueva reunión entre las partes.

Giancarlo Parretti anuncia formalmente a la familia la compra a Banesto del pleito Coca, por el que anuncia haber pagado 15.900 millones de pesetas. Los abogados de Silvia Moroder señalan que en ese caso tendrá que presentar en el juzgado escritura pública en la que notifique haberse subrogado en la susodicha deuda. Giancarlo avanza entonces su última oferta: 3.500 millones en metálico, o 1.500 millones más la propiedad del palacete de Orfila, el piso de la calle de Almagro, la parte no urbanizable de La Cepilla y la casa de Marbella. La familia Coca la considera totalmente insuficiente, y mientras Paretti se reafirma en su condición de corredor de fondo ("ésta es para mi una inversión a largo plazo"), Íñigo Coca se juramenta a seguir con los pleitos hasta el final.

Las 'perlas' de los Coca

Giancarlo Parretti ha hecho bastantes más cosas que tomar el sol durante el verano. Una prestigiosa organización norteamericana, American Appraisal, especializada en la valoración de todo tipo de inmuebles y propiedades, ha efectuado en Marbella y Madrid un intenso rastreo por las propiedades familiares de los Coca para, por encargo del financiero luxemburgués, emitir su valoración.El resultado es revelador. En la hipótesis A, el valor de las propiedades de los Coca se eleva, a precio de mercado, a 17.750 millones de pesetas. En la hipótesis B, dicho valor aumenta hasta los 19.750 millones de pesetas. La diferencia entre ambas cifras estriba en que en este segundo caso se incluye el desarrollo del proyecto urbanizable de la finca La Cepilla, cerca de San Martín de Valdeiglesias, provincia de Madrid, proyecto que aún no cuenta con aprobación municipal.

De acuerdo con esa valoración y según el propio Giancarlo Parretti, que asegura haber llegado a un acuerdo con Banesto en la cifra de 15.900 millones de pesetas, el margen teórico que la compra del pleito Coca le reportaría sería de 1.850 millones en el primer supuesto y de 3.850 millones en el segundo.

Pero Giancarlo ha demostrado ser todo un prestidigitador en el campo de las compraventas de inmuebles, de forma que es presumible que aumente significativamente esas plusvalías.

Buenas ventas

Esta misma semana anunció haber vendido al hotelero Gabriel Escarrer, de la cadena Sol, la mayor parte de los hoteles Meliá por una suma cercana a los 13.000 millones de pesetas, con intereses, cuando hace apenas cinco meses los había adquirido al propio Banesto por 7.500 millones. Y aun ha logrado Parretti el aparente milagro de quedarse con lo más florido del ramillete Meliá: el Hotel Meliá Castilla, el Costa del Sol (Torremolinos), la tercera fase del Meliá Alicante y los apartamentos Jardines del Mar.

Lo más florido de la deuda Coca, las "perlas de los Coca" como dice Giancarlo, se refiere a las sociedades Hotel Los Monteros, SA; Urbanización Los Monteros, SA; Instituto Costa del Sol, SA (Incosol), y Golf Río Real, SA. Parretti es un hombre que tiene prisa: ni corto ni perezoso se ha presentado a finales de agosto ante el alcalde de Marbella para presentarle sus planes para la construcción de un puerto deportivo en la residencia de verano marbellí de la familia Coca, proyecto en el que la casa propiamente dicha pasaría a ser el club social. La iniciativa ha parecido "poco delicada" a la familia Coca.

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