Me parece
totalmente fuera de lugar el relevo del embajador de España en el Vaticano, don Gonzalo Puente Ojea, por no llevar una vida normal (siempre desde el punto de vista Vaticano-moral), porque, entre otras cosas, a mí tampoco me parece normal, más bien lo contrario, la conducta del cardenal Marcinkus y, sin embargo, hasta el momento nadie se ha asustado ni ha alzado la voz contra monseñor. ¡Alucinante!-
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