Mangriñan, en el banquillo

Mangriñán fue un jugador del Valencía que alcanzó celebridad a mediados de los cincuenta gracias a dos buenos marcajes a Di Stéfano. Bien mirado, su mérito es discutible, porque todo lo que consiguió en la vida fue que el genial argentino jugara mal un par de veces. Poco frente a la ejecutoria de Di Stéfano, que, con Mangriñanes o sin ellos, fue el hombre decisivo para que el Madrid ganara cinco copas de Europa.A Núñez se le podrá recordar por algunos de sus papeles en la historia moderna de nuestro fútbol: elde presidente de un club de indudable peso como es el BarQa, el de respaldo de personajes tan dispares como Pablo Porta y José Luis Roca, el de infatigable fustigador del Madrid, pero, sobre todo, el de responsable directo y único de que durante un año Schuster no haya tocado balón. O sea, el de Mangriñán de Schuster.

Afortunadamente para todos, Mangriñán se queda en el banquillo. La Liga que hoy comienza trae algunas propuestas interesantes poara el aficionado -Kendall, Futre, Brown, Bengoechea-, pero ninguna como Schuster. Todas las novedades, sumadas unas sobre otras, no valen lo que el retorno de Schuster, y éste es posible porque Núñez se ha rendido a la evidencia. Porque Mangriñán se ha quedado en el banquillo.