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Un joven británico de 27 años disfrazado de Rambo mata a 14 personas, hiere a otras tantas y se suicida

Un enloquecido con un arma en la mano y ataviado como el cinematográfico protagonista de Rambo, causó ayer la mayor matanza de la historia del Reino Unido al asesinar a 14 personas y herir a otras tantas, tras lo cual se suicidó disparándose un tiro en la cabeza. Entre las víctimas mortales del asesino figura su propia madre. El pistolero, identificado por la policía como Michael Ryan, de 27 años, era, según los que le conocían, un fanático de las armas de fuego. Ryan iba armado con un fusil de asalto Kalashnikov, de fabricación soviética, y un revólver.

La primera víctima de Ryan fue una mujer a la que la policía halló muerta en un bosque del condado de Wilt. Junto al cadáver se encontraban los dos hijos de la mujer, una niña de cuatro años y un niño de dos, quienes resultaron ilesos. Posteriormente, el pistolero trató de atracar una gasolinera donde disparó contra la cajera, que resultó ligeramente herida por los cristales que amortiguaron el impacto de las balas. Ryan emprendió entonces la huida hacia Hungerford, en un automóvil, mientras la cajera de la gasolinera avisaba a la policía, quien inmediatamente inició su persecución.

Al llegar a Hungerford, un pueblo de unos 8.000 habitantes, Ryan se dirigió a casa de su madre, a la que mató a tiros, y luego prendió fuego al inmueble. Un policía que había avistado al pistolero intentó detenerle, pero éste efectuó varios disparos que acabaron de inmediato con la vida del agente.

Tiros a diestro y siniestro

A continuación, Ryan se adentró por la calle principal del pueblo disparando indiscriminadamente a diestro y siniestro. Las balas alcanzaron a 26 personas, 11 de las cuales fallecieron, algunas instantáneamente. Entre tanto, la policía comenzó a advertir a los pobladores de Hungerford, a través de altavoces montados en helicópteros, que se encerrasen en sus casas, al tiempo que bloqueaba todas las entradas y salidas del pueblo.

El pistolero acabó refugiándose en una casa contigua a una escuela, que fue rodeada inmediatamente por los policías, quienes apostaron tiradores de elite frente a la vivienda. Ryan, un habitante de Hungerford aficionado a las armas de fuego, de las que tenía una colección muy completa que guardaba en el jardín de su casa, no dio ninguna explicación de su gesto de demencia a los policías que tenían rodeada la escuela donde se encerró.

El asedio del edificio duró seis horas, durante las cuales la policía trató inútilmente de convencer a Ryan para que se rindiera, pero éste rechazó todo tipo de negociación. El drama acabó cuando el pistolero se suicidó disparándose un tiro en la cabeza.

El asesino, que había sembrado el terror durante cerca de ocho horas en la pequeña localidad de Hungerford, al oeste de Londres, prefirió suicidarse antes que rendirse a la policía.

"Disparaba contra todo lo que se movía", manifestó un testigo presencial. Vestido con equipo de zafarrancho de combate, con una bandolera de munición para su pistola automática y un Kalashnikov Ak-47, Ryan daba la impresión de estar enloquecido contra algo o contra alguien.

"Llevaba una especie de cinta alrededor de la cabeza. Inicialmente, no pude entender lo que estaba sucediendo", declaró Amanda Grace, una joven de 14 años que estaba en la calle en el momento que empezó el tiroteo. "Entonces me di cuenta de que estaba loco", agregó.

La matanza más grave provocada por un pistolero en los últimos años sucedió el 5 de diciembre de 1986, cuando un colombiano ex combatiente de la guerra de Vietnam, Campo Elías Delgado, asesinó a 29 personas en Bogotá. Primero mató a su madre, después a cinco vecinas, y tras beber unas copas en un restaurante acabó con otras 23 personas en el local.

Otros dos veteranos de Vietnam le siguen en el ranking de matanzas por desequilibrados. Un cartero amenazado de despido mató a tiros a 14 personas en una oficina postal de una pequeña ciudad de Oklahoma (EE UU) el 20 de agosto de 1986. James Oliver Huberty asesinó a 20 personas en una hamburguesería McDonalds de la localidad californiana de San Diego el 18 de julio de 1984.

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