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Un importante despliegue policial impidió el desarrollo de los funerales por los 'etarras' muertos en San Sebastián

Un importante despliegue policial impidió ayer, en Bilbao y en la localidad guipuzcoana de Rentería, que los funerales por los dos activistas de ETA Militar fallecidos el pasado sábado en San Sebastián al estallarles una bomba que estaban manipulando se convirtiesen en un homenaje abertzale radical a los dos muertos. Efectivos policiales interceptaron en Bilbao el cadáver de María Teresa Pérez Ceber cuando era trasladado a la iglesia y lo transportaron al cementerio. Las honras fúnebres por la etarra se celebraron sin su ataúd. En Rentería, localidad natal de Rafael Etxebeste, los agentes ocuparon todos los accesos a la población y rodearon el domicilio de la familia del fallecido, donde se encontraba el cuerpo del activista. Etxebeste fue enterrado por su familia cerca de las diez de la noche sin que se llegase a celebrar el funeral ni el homenaje previstos.

La suspensión del funeral y el homenaje a Etxebeste, convocados, al igual que los actos de Bilbao, por Herri Batasuna (HB) y las gestoras pro amnistía, se debió a la falta de acuerdo entre los familiares del etarra fallecido y los miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado que vigilaban el domicilio de aquél. La familia de Etxebeste manifestó su intención de no sacar el cadáver de la casa mientras el gobernador civil de Guipúzcoa, José Ramón Goñi Tirapu, no les diese garantías de que el féretro no iba a ser interceptado por los agentes y llevado directamente por éstos al cementerio. Mientras, los efectivos policiales se opusieron en todo momento al traslado del ataúd a la plaza donde estaba convocado el homenaje. El Gobierno civil de Guipúzcoa había advertido por la mañana que tornaría las decisiones necesarias para impedir que los funerales y el entierro del etarra, se convirtiera en una apología de ETA.

Tras varias horas de discusión, los familiares del activista muerto descendieron el ataúd hasta la puerta de su casa hacia las 21.30 horas y lo entregaron a los miembros de los servicios funerarios para su traslado.

Una vez en el furgón, los restos mortales de Etxebeste fueron conducidos, bajo escolta de miembros del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil, al cementerio nuevo de Rentería, donde recibieron sepultura en presencia exclusivamente de sus familiares y de dos miembros de HB. El funeral y el homenaje previstos se celebrarán hoy a las 19.30 horas.

Durante toda la tarde, vecinos de la localidad guipuzcoana se concentraron en la plaza del pueblo y, tras conocer el entierro del etarra, un numeroso grupo de ellos se manifestó tras una pancarta en la que se leía: "Rafa, Mayte, continuaremos vuestra lucha".

Después de recorrer escasos metros, la policía cargó contra los manifestantes, quienes se enfrentaron a los agentes arrojándoles piedras y otros objetos.

El despliegue policial en torno a la casa de los Etxebeste impidió en todo momento a la Prensa el acceso al domicilio por orden expresa de Goñi Tirapu, según indicó un capitán del Cuerpo Nacional de Policía que se encontraba al mando de las fuerzas desplegadas.

Los controles fueron igualmente muy rígidos en los accesos a la localidad. Un fotógrafo de este periódico permaneció retenido durante dos horas en uno de estos controles por orden expresa del gobernador civil de Guipúzcoa, según le comunicaron.

Fuentes policiales indicaron que una operación de las características de la realizada ayer en Rentería no se había llevado a cabo con motivo de los funerales de ningún etarra muerto.

Bilbao

En Bilbao, varios centenares de personas se dieron cita en el funeral de María Teresa Pérez Ceber. Las honras fúnebres se tuvieron que celebrar sin que se encontrase presente el cadáver, ya que el féretro fue interceptado por agentes policiales a su salida del hospital bilbaíno de Basurto, donde se encontraba, cuando era trasladado hacia la iglesia. En el coche fúnebre viajaban un concejal de HB del ayuntamiento de Bilbao y un funcionario de la funeraria. Ambos fueron sacados del vehículo por la policía, que trasladó el ataúd al cementerio bilbaíno de Derio, sin que la familia de María Teresa Pérez pudiese verlo. La familia de la etarra, junto a varios centenares de personas que portaban ikurriñas y flores, esperaban el cadáver en la iglesia de Nuestra Señora de Covadonga, donde el funeral se celebró finalmente sin la presencia del cuerpo.

Al término del funeral, la presencia de efectivos policiales creo momentos de tensión. Los agentes dieron finalmente diez minutos para despejar los alrededores de la iglesia tras dialogar con los miembros de HB que estaban presentes. Concluido el acto religioso, estaba previsto un homenaje, en el barrio bilbaíno de Santutxu, que tuvo que ser trasladado a la plaza de Unamuno por la fuerte presencia policial. El cadáver de María Teresa Pérez será enterrado hoy.

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