La fiesta de la Candelaria y los 'insularistas'
La conmemoración de la patrona de Canarias cobra auge tras las últimas elecciones
El cambio político registrado en Canarias en las últimas autonómicas se ha reflejado también en la celebración de las fiestas de la patrona del archipiélago, este fin de semana, en Candelaria, una localidad del sur de Tenerife. El triunfo de los insularistas (nacionalistas moderados), que forman parte del Gobierno de concentración del centrista Fernando Fernández y que controlan el Cabildo de Tenerife, en cuya isla tiene sede la basílica de la Virgen de la Candelaria, ha sido razón suficiente para que este año se hablara del relanzamiento de esta conmemoración.
Miles de personas han revivido un episodio de la historia de Canarias, con cinco siglos de antigüedad, en pleno verano. El programa de festejos ha contado esta vez con un apoyo económico inusitado y con la cobertura de TVE en Canarias, que transmitió ampliamente para el circuito de las islas uno de los actos principales, la ofrenda floral, a la que asistió el Gobierno autónomo en pleno, después de años de indiferencia por parte de las autoridades del archipiélago.Las altas temperaturas que han afectado tanto a las islas como a la península en los últimos días no restaron poder de convocatoria a la efeméride.
Alrededor de 150.000 peregrinos, según datos facilitados por el alcalde de la villa, Rodolfo Afonso (de la fuerza insularista Agrupación Tinerfeña de Independientes), colapsaron el pequeño municipio mariano. Desde primeras horas de la tarde del viernes pasado, miles de personas procedentes de todos los puntos de la isla recorrieron a pie, en su mayoría, los caminos y carreteras que conducen a aquella localidad costera para estar presentes en la fiesta y, en muchos casos, cumplir una promesa a la Virgen morena.
Los guanches
El origen del rito, que se repite puntualmente año tras año, puede remontarse a finales del siglo XVI. Se trata de una de las ceremonias más antiguas y populares de las islas con los guanches (aborígenes canarios) como principales protagonistas. Hombres y mujeres, en su mayoría procedentes de zonas rurales y barrios marginales, son los principales animadores de esta manifestación multitudinaria que la Iglesia interpreta como ejemplo de devoción, pero que no deja de ser una forma de divertimento veraniego. Jóvenes con mochilas se mezclan en la noche mágica del viernes 14 al sábado siguiente en una participación colectiva al aire libre que transforma al municipio en un gigantesco camping donde los automóviles, la playa y las zonas verdes son el único espacio a mano para pernoctar. La fiesta de Candelaria simboliza el encuentro de las dos culturas en Canarias: la bereber de los guanches y la occidental, encarnada en la Virgen. Sobre su aparición a los aborígenes de Tenerife en una playa del sur de la isla, en Güimar, muy próxima al lugar donde ahora se reconstruyen los hechos, existen dos versiones de historiadores antiquísimos, que, con ciertas diferencias, sostienen su veracidad.
Estos días, cinco siglos después, Felipe Fariña Otazo, un hombre de avanzada edad, protagoniza como mencey (rey) de Acaymo, junto a varios vecinos de barrios de Candelaria (Malpaís, Cuevecita y Araya), la popular ceremonia de encuentro entre los guanches y la Virgen María.
Los actores reconstruyen, junto a la playa y ante el numeroso público que ocupa 19.600 metros cuadrados de la plaza principal del pueblo, el encuentro de los guanches con aquella inesperada señora que apareció ante ellos con un niño en brazos, tal como lo cuentan l¿s antiguas crónicas.
Esta representación al aire libre se realiza ante la talla de la Virgen de Candelaria, que conservan en su basílica los padres dominicos, pero que no es la imagen original, ya que ésta desapareció en 1826 a causa de un terrible temporal en la isla que destruyó la iglesia donde se encontraba.
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