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El epíscopado vinculado con el cardenal Suquía logró convencer al Gobierno de que relevase a Puente Ojea

Juan Arias

Los sectores más conservadores de la Conferencia Episcopal Española, vinculados a su presidente, el cardenal Ángel Suquía, han conseguido convencer al presidente del Gobierno, Felipe González, para que releve a Gonzalo Puente Ojea al frente de la Embajada de España ante la Santa Sede, según fuentes diplomáticas españolas y medios progresistas eclesiásticos consultados por este periódico en Roma. Dichas fuentes estiman que detrás de dichas presiones está el deseo de Suquía de organizar una nueva visita a España del Papa. Según los medios consultados, para la preparación de este viaje, la Iglesia española prefiere tratar con un embajador más próximo a las posiciones católicas que Puente Ojea, conocido por su condición de agnóstico y marxista. El cardenal Suquía, preguntado por este periódico, se limitó a contestar: "No sé absolutamente nada sobre el tema".

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Fuentes del Ministerio español de Asuntos Exteriores han negado que las posiciones personales de Puente Ojea hayan influido en su relevo. Los medios del palacio de Santa Cruz indicaron que la sustitución del actual embajador ante la Santa Sede "entra dentro de una combinación de embajadas" y que Puente Ojea será destinado en los próximos meses probablemente "a una embajada latinoamericana".Este periódico intentó ayer, sin éxito, recabar una declaración oficial sobre el tema de portavoces autorizados de la Conferencia Episcopal, "de vacaciones todos", según la centralita de la sede de la institución.

El anuncio de la sustitución del embajador ha causado una cierta impresión en los ambientes eclesiásticos progresistas de la capital italiana, ya que Puente Ojea está considerado uno de los diplomáticos más apreciados y cuyas opiniones son más consideradas en las altas esferas de la Santa Sede. Puente Ojea, que no quiso confirmar ni desmentir la noticia de su relevo, afirmó que, en cualquier caso, piensa obedecer a sus superiores "como fiel Funcionario del Estado".

Su sucesor en la representaión española en el Vaticano, según confirmaron fuentes diplomáticas en Roma, Jesús Ezquerra Calvo, actual director general Dara Europa del Ministerio de Asuntos Exteriores y que, desde febrero de 1984 hasta octubre de 1985, ocupó la Dirección General de Asuntos Religiosos del Ministerio de Justicia. Ezquerra fue también quien negoció el concorlato entre el Estado español y Santa Sede en 1977.

Los medios consultados en Roma indicaron que a Puente Ojea, con toda probabilidad, le ha dañado en su posición política como embajador su reciente decisión de divorciarse de su esposa para poder casarse con una mujer viuda y madre de cuatro hijos, católica practicante, de la que se ha enamorado.

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Ante la noticia del relevo, sorprende en estos medios que el mismo Vaticano se había mostrado más bien prudente ante las pretensiones de Puente Ojea de divorciarse, sobre todo porque el embajador había actuado desde el primer momento con gran claridad en sus intenciones y declarado que mantendría perfectamente separadas su carrera profesional de su vida privada. De hecho, su actual esposa nunca ha asistido a ningún acto público de la embajada ni del Vaticano.

El propio subsecretario de la Secretaría de Estado vaticana, el arzobispo Eduardo Martínez Somalo, afirmó a este periódico en el viaje que Juan Pablo II realizó en el pasado abril a Chile y Argentina, cuando ya era público que el embajador español deseaba divorciarse, que él tenía por costumbre en su vida "aceptar a todos primero como personas humanas", sin juzgarles por sus decisiones de conciencia.

En aquella ocasión, Martínez Somalo elogió a Puente Ojea, con quien mantiene muy buenas relaciones personales, como representante ante la Santa Sede y confirmó que, en más de una ocasión, había resuelto complicados problemas gracias a la inteligente mediación del diplomático español. El arzobispo agregó entonces significativamente: "Por nosotros, ahí se quedará".

"En pecado mortal"

Es posible que desde entonces hayan cambiado las cosas, pero incluso en medios del Opus Dei de Roma se había demostrado respeto por el embajador, al igual que entre sus colegas de otros países. Los cardenales de mayor prestigio de la curia vaticana siguieron frecuentando los actos oficiales organizados por la representación española únicamente algunos círculos eclesiásticos españoles en Roma, próximos a los medios más conservadores de la Conferencia Episcopal, no perdonaron el divorcio de Puente Ojea y hubo monseñores que se presentaron en la Embajada española para decirle directamente a la futura esposa del embajador que estaba en pecado mortal".

Las fuentes consultadas en Roma no entienden cómo el Gobierno de González, socialista y no confesional, ha decidido relevar a su embajador en el Vaticano, estimado profesionalmente, por el hecho de haberse querido acoger, como ciudadano de su Estado, a la ley española que le permite pedir el divorcio.

En el Vaticano existe una norma por la que no se concede el placet a un embajador divorciado. Sin embargo, ninguna norma indica que un embajador, estando ya en funciones en su cargo, pierda sus puesto por decidir divorciarse. De hecho, incluso quienes intentaron desde el primer memento acogerse a la norma vaticana para obligar a Puente Ojea al cese, inmediatamente fueron defraudados en sus pretensiones por el mismo Vaticario.

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