El Banco de España aconseja una nueva moderación salarial y rechaza los estímulos a la economía
GUSTAVO MATÍASEl Banco de España publicó ayer su anunciado informe sobre la economía en el primer semestre, donde precisa que el ritmo de aumento del producto interior bruto (PIB) ha sido del 5% en esta primera parte del año, y basta con un ritmo del 2,5% en los próximos meses para lograr en todo el año una media del 4,1%. Pese a que los impulsos de la expansión tienden a debilitarse, desaconseja estímulos artificiales, que terminarían por provocar desajustes. Bien al contrario, y como los márgenes empresariales registran un "crecimiento prácticamente nulo" (0,3%), urge "una nueva moderación de los costes" sobre todo salariales.
En este informe semestral de 80 folios, cuya publicación coincide con el diseño de la política económica de cara a las conversaciones sobre la concertación social, el Banco de España combina el análisis de los buenos resultados de la coyuntura, ya adelandos en las últimas semanas, con referencias menos optimistas hacia otros indicadores, como el fuerte deterioro de la balanza comercial y la persistencia del déficit público. En un caso dice que el saldo de los intercambios comerciales puede empeorar en 5.500 millones de dólares, y en otro que apenas cabe esperar una reducción del déficit público, pese a que volverá a aumentar la presión fiscal.Tras atribuir los recientes logros a las políticas de ajuste aplicadas y a las favorables condiciones exteriores, el informe reitera que los impulsos que han venido alentando intensamente la expansión tenderán a debilitarse. Añade que nada parece indicar que vayan a ser sustituidos por estímulos procedentes del exterior, si se atiende a la evolución incierta y poco vigorosa de la economía mundial o europea.
Aunque admite que España tiene un potencial de expansión superior al de los países más desarrollados, el banco emisor advierte que "no puede mantener indefinidamente unos ritmos de expansión de la demanda interna y la producción muy superiores a los registrados en el área en que se inserta sin registrar un creciente deterioro de sus corrientes comerciales reales", lo cual acabaría "poniendo al descubierto las tensiones, a la larga insostenibles".
Tres frentes
Según el Banco de España, la actual intensidad del proceso inversor -14,3% de aumento real en 1986 y 12,5% esperado en 1987, tasa que aporta por sí sola 2,6 de los 4,1 puntos de crecimiento vaticinado para el PIB- está respaldada por expectativas favorables dentro y fuera de la economía española y "prometen un crecimiento firme a medio plazo sin necesidad de estímulos artificales".
Por ello, además de abogar genéricamente por "una transición suave de la fase de recuperación a la etapa de crecimiento sostenido", el banco emisor centra sus recomendaciones en tres frentes principales:
- Contener el crecimiento del gasto público. El consumo público casi duplicará en 1987 la tasa de expansión real del privado (6% y 3,7%, respectivamente), pese a que se está agotando el refuerzo que tuvieron los ingresos por el descenso del precio internacional del petróleo. El Banco de España apunta que ha de mantenerse la política de reducción paulatina del déficit y que existen "límites a la continuidad en el rápido crecimiento de la presión fiscal".
- Ser flexibles en la interpretación de los objetivos monetarios o de crecimiento de la cantidad de dinero, pero en ningún caso descuidar la estabilización a medio plazo. Aunque "la reducción de las presiones inflacionistas abre perspectivas de descenso de los tipos de interés", no hay que poner en peligro la correcta financiación del sector público ni el encauzamiento de la economía en "una senda de expansión equilibrada". No obstante, el Banco de España, que en los últimos meses ha aceptado cantidades de dinero muy superiores a las previstas, para evitar un alza mayor de los tipos de interés y que en julio parece haber limitado el aumento de la masa monetaria a una tasa del 10%, aconseja, una revisión de las hipótesis de partida cuando se trazó la banda de objetivos para 1987 (del 6,5% al 9,5%), debido a que la economía crece más de lo previsto y a una serie de cambios financieros.
- Reforzar las bases para una menor inflación con una nueva moderación de los costes de la economía, ahora que la ayudade los precios exteriores -tan importante en 1986- no va a seguir, y de hecho las importaciones ya se están elevando. En 1987, el coste laboral por persona aumentará el 7,8% (9,3% en 1986). Los costes medios de producción crecerán el 5,3%, frente al 6,6% de 1986. Desaceleración "muy importante", pero inferior a la registrada en los precios finales (del 8,8% al 5,6% previsto).
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