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LA MATANZA DE LA MECA

Rafsanyani promete ante miles de manifestantes que los peregrinos muertos serán vengados

Teherán recuperó en la mañana de ayer el fervor revolucionario de las jornadas que siguieron a la caída del sha de Irán o de las que se produjeron durante la ocupación de la Embajada norteamericana. "Venganza, venganza", coreaba una inmensa multitud -"millones de personas", según Radio Teherán; "cientos de miles, probablemente un millón", para los testigos occidentales-, reunida para protestar contra la matanza de peregrinos iraníes en La Meca. Hachemi Rafsanyani, segundo hombre fuerte del régimen, tranquilizó a la muchedumbre al prometerle que sus deseos eran órdenes para los dirigentes iraníes.

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La chispa que hizo de detonante

La manifestación celebrada en la mañana de ayer significó un fenomenal refrendo popular para la República Islámica del imam Raholá Jomeini. Todos los dirigentes iraníes, los presuntamente moderados y los radicales, marcharon a la cabeza de un cortejo enfebrecido, que recorrió las calles principales de la capital y terminó su andadura frente a la sede del Parlamento."Muerte a la dinastía saudí", "Muerte a Estados Unidos y a la policía fascista saudí", "Fahd [el monarca saudí] será derrocado", "Si el imam Jomeini nos autoriza, Fahd no vivirá mucho tiempo", gritaban en grupos netamente separados, hombres barbudos y mujeres cubiertas con el negro chador. Cada dos por tres eran quemadas efigies del rey Fahd, que, paradójicamente, gasta de emplear en los últimos tiempos el título de Custodio de los Santos Lugares del Islam.

En mucho tiempo no se había visto nada semejante en la ciudad. Era un río humano en plena catársis colectiva, cuando empezó a circular la noticia de que Radio Teherán acababa de anunciar una ofensiva victoriosa de las fuerzas iraníes en el sector central del frente de batalla contra Irak.

Radio Teherán interrumpió la retransmisión de la manifestación con una marcha militar y difundió un comunicado de guerra, según el cual, 3.500 soldados iraquíes habían muerto en la noche del sábado al domingo, durante un ataque terrestre iraní llamado Nasr 6 (Victoria 6). Las tropas de la revolución islámica, afirmó el comunicado, habían conquistado alturas estratégicas en la región Debmeymak. La noticia dio una primera satisfacción al gusto shií por la sangre derramada en la lucha contra los enemigos del Islam.

La carnicería del viernes permanecerá, con toda probabilidad, durante siglos en la memoría colectiva de la minoría shií, dominante en Irán, Irak y Líbano y fuerte en muchos países del Golfo Persico. Tiene todos los elementos para convertirse en Historia, en particular por ocurrir en el primer lugar santo de los musulmanes y durante la celebración de la peregrinación que una vez en su vida deben efectuar a la ciudad del profeta Mahoma.

"Os obedeceremos y pronto seréis vengados", prometió a los manifestantes de Teherán el hoyatoleslam Rafsanyani, que una vez fue considerado por la Administración de Reagan el jefe de los moderados iraníes. En un largo e inflamado discurso desde el Parlamento que preside, Rafsanyani llamó viernes negro a los sucesos de la Meca, y anunció: "Hay que destruir las raíces del régimen saudí, quitarles el control de los lugares santos -La Meca y Medina- y recuperar las riquezas de su subsuelo, que pertenecen al Islam".

Rafsanyani dijo que la policía saudí cercó a los peregrinos iraníes y disparó contra ellos desde los techos de las viviendas. Los peregrinos, siguiendo un llamamiento de Jomeini, se manifestaban contra Estados Unidos e Israel, pero "no contra los responsables saudíes". "Fue una acción premeditada, encargada por Estados Unidos", dijo el hoyatoleslam.

La ocupación el sábado por furidundos iraníes de las embajadas de Arabia Saudí y Kuwait en Teherán, añadió Rafsanyani, fue "una reacción del pueblo en duelo", que no debe ser explotada para hacer olvidar "la matanza de los peregrinos". Ese discurso calmó a la muchedumbre, que se retiró en orden a sus casas.

Pioneros del paganismo

"Habéis sostenido a los pioneros del paganismo y la apostasia, es decir, Estados Unidos, la Unión Soviética y el sionismo", dijo más tarde el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Alí Akbar Velayati, en una carta enviada a su colega saudí, difundida por Radio Teherán. "Las fuerzas musulmanas y del Hezbolá (Partido de Dios, libanés) atacarán en todo el mundo los intereses norteame ricanos", anunció el ministro.

Líbano ha sido el primer país musulmán donde se han producido manifestaciones de apoyo a Irán en su actual conflicto con el régimen saudí. "En adelante, a menos de ser un descreído, todo peregrino debe ir a la Meca con las armas en la mano para liberar la ciudad santa", declaró en Baalbek el jeque Sobhi Tufayli, uno de los dirigentes de Hezbolá. Se dirigía a una multitud de 10.000 personas reunidas ayer en este bastión del integrismo shií fibanés, a 85 kilómetros al este de Beirut. En Tiro, localidad a 83 kilómetros, al sur, una huelga general paralizó todas las actividades y miles de personas se manifestaron con retratos de Jomeini. En este caso fue el movimiento shií Amal (Esperanza), considerado prosirio y más templado en materia religiosa que el Hezbolá, el que convocó la protesta.

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