Las semifinales acrecientan el interés
ENVIADO ESPECIAL Estamos ya en las semifinales del IX Concurso Internacional de Piano Paloma O'Shea, y al ritmo que avanzan los ejercicios y se decantan los pianistas que llegarán a la final crece también el interés de un público musical que difícilmente cabe en el paraninfo de la Magdalena. Ha sido necesaria la instalación de circuitos cerrados de televisión.
Diez pianistas realizan las semifinales, pruebas duras que comprenden un nuevo recital de una hora de duración y la interpretación de un quinteto en unión del Cuarteto Chilingirian, de Londres. Piezas claves del gran repertorio, como son las sonatas de Beethoven, Schubert, Chopin, Liszt, Scriabin, Prokofiev o Rachmaninov; la Fantasía y el Carnaval, de Schuman; los valses de Ravel o las danzas de Petruchka, de Stravinski, ponen a prueba el talento musical y capacidad técnica de los jóvenes concertistas, cuya edad va desde los 18 años del chino Xiang-Dong-Kong a los 30 del americano David Allen Wehr. Junto a ellos han pasado a las próximas pruebas los austriacos Fletzberger y Schirmer, los soviéticos Nersesjan y Yerokhyn, el alemán federal Glemser, los franceses Cassard y Desert y el español Jorge Luis Otero.
Partitura de Olavide
Entre las obras de música de cámara que se señalan en las bases del concurso han sido los quintetos de Brahms y Dvorak los preferidos por los concursantes, aunque no haya faltado a la cita el nombre de Shostakovitch. Además de las prestaciones particulares, la novena edición del Paloma O'Shea ha importado una cuarentena de pianos a fin de que todos los participantes puedan practicar a diario.
Pasó el ejercicio -duro para muchos poco acostumbrados al lenguaje actual- de la obra obligada, escrita expresamente para el IX Concurso por Gonzalo de Olavide. Su Movimiento perpetuo, que así se llama la obra en cuestión, revela una vez más la inteligencia, el saber y la capacidad inventiva del músico madrileño residente en Ginebra, cuya imagen estará pintada en los frescos de la reconstruida Victoria Hall junto a la de sus grandes maestros y colegas suizos, desde Ansermet hasta los más jóvenes con fama y proyección internacional.
Excelente pianista él mismo, Gonzalo de Olavide ha dado con una solución muy bella en la que polifonía, armonía y timbre intercambian y funden sus valores, tanto por las combinaciones acordales, tan exactamente calculadas, cuanto por la selección de las tesituras pianísticas. Hay en el Movimiento algo dramático que impulsa y determina su expresión y que hace, unido a la calidad de escritura, que esta obra diste mucho de ser algo convencional y de circunstancias. El Movimiento perpetuo pasará al repertorio pianístico español contemporáneo y figurará en los programas de los solistas más inquietos e interesados por el arte de su tiempo.
Dedicado a Rubinstein
Que el Concurso Paloma O'Shea preste tanta atención a la música española contemporánea dice mucho en su favor. Todavía más cuando la Fundación Albéniz, hija del concurso, siguiendo el criterio de su fundadora y presidenta, determinó el encargo de 21 partituras a otros tantos autores de nuestro país como homenaje a Arturo Rubinstein con motivo de su centenario.
A él se dedica la exposión Rubinstein y España, que se presentó en Madrid en la Fundación Santillana y que ahora se exhibe, con gran afluencia de público, en la Fundación Marcelino Botín, entorno que, como el madrileño, conviene especialmente a la evocación del itinerario vital y emocional del gran pianista polaco por nuestro país.
En colaboración con la Universidad Internacional Menéndez y Pelayo, el IX Concurso de Piano ha iniciado una serie de conferencias sobre diversos temas musicales encomendada al brasileño Marlos Nobre, a los austriacos Eva y Paul Badura-Skoda y Antonio Fernández. El presidente actual del Consejo Internacional de la Música, Marlos Nobre, presentó un amplio panorama de la música, de su país.
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