Solidaridad en el Golfo

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se ha sorprendido incluso a sí mismo por la unidad de propósitos en el tema del golfo Pérsico.No son sólo palabras. Ha llegado el momento en que de las palabras hay que pasar a la acción. Pero no hay que dejar esta cuestión enteramente en manos de Estados Unidos. Se logrará una mayor efectividad si todos los países de Europa occidental con barcos de guerra en la zona asumen su parte de responsabilidad. Esto incluye a Francia y al Reino Unido. Los miembros del Consejo de Seguridad deben traducir sus buenas palabras en hechos. Tras su llamamiento a poner fin a esta guerra se esconde la amenaza de un embargo de armas. Puede influir en Irak, cuyos principales abastecedores de armamento son la URSS y Francia. Pero Irak quiere acabar la guerra de todos modos y no necesita presiones.

El problema reside en Irán, y por dos razones. En primer lugar, porque se ha visto obligado durante mucho tiempo a depender del mercado negro de armas. Y en segundo término, por el fanatismo de los dirigentes de Teherán y de sus seguidores. Si Irán estuviera abierto al diálogo y a un análisis racional la guerra se habría acabado hace tiempo en los términos generosos ofrecidos por Bagdad en múltiples ocasiones. Pero los iraníes quieren algo más: la total humillación de Irak. Y es este fanatismo el que plantea problemas en la seguridad de la navegación en el Golfo.

23 de julio