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Reportaje:

La seguridad aérea pende de un cable

Un rayo sobre el centro de control de Paracuellos dejó aislados a 20 aviones durante 10 minutos

La Asociación de Controladores Aéreos de Madrid explicó que el escaso tráfico aéreo que, "por suerte", circulaba el 7 de julio pasado evitó una catástrofe, después de que un rayo anulara durante 10 minutos los sistemas de control de tráfico aéreo de Paracuellos del Jarama (Madrid). La citada asociación, que engloba al 90% del colectivo, opina que no son serias las declaraciones que realizó Manuel Mederos, director general de Aviación Civil, en las que restaba importancia al incidente argumentando que era muy difícil que volviera a caer un rayo como aquél."El día de San Fermín no se me olvidará en la vida", afirma un testigo de la tarde madrileña de tormenta en la que 20 aviones volaron descontrolados mientras que otros tres remontaban vuelo tras un aterrizaje frustrado. "Fueron 10 minutos negros", señala.

El pararrayos del centro de control aéreo de Paracuellos -desde donde se organiza el tráfico de las zonas de Castejón, Zaragoza, Bilbao, Zamora, Santiago y Toledo y la aproximación a las pistas de Barajas, Torrejón, Cuatro Vientos y Getafe- no supo detener la descarga eléctrica.

"Afortunadamente", explica uno de los controladores, "en aquel momente el tráfico era mínimo. Tan sólo había 20 aviones en el aire y pudimos mantener la seguridad aérea".

"La situación hubiera sido incontrolable si hubiéramos tenido más tráfico aéreo, sobre todo teniendo en cuenta que en verano es normal que nos encontremos con 200 aeronaves", explica otro controlador, que, al igual que su compañero, prefiere silenciar su nombre.

Un asta fundamental

La impotencia del mástil metálico comportó la interrupción de las comunícaciones tierraaire; el radar quedó fuera de servicio, así como el TAPLAC (tratamiento automático de planes de vuelo y correlaciones), y también se cortó la comunicación de todos los teléfonos comerciales del centro de control con los aviones. Y todo porque el campo magnético creado por el rayo afectó a los cables de todo el sistema, que están "desprotegidos", según controladores del centro.La veintena de controladores que se encontraban aquel día de servicio trabajaron a toda máquina, mientras los técnicos de mantenimiento lo hacían contra el reloj para reparar las líneas de comunicación exterior. En los momentos más angustiosos el único nexo entre el control y los aviones era una frecuencia reservada para aquellas aeronaves en aproximación (despegue o aterrizaje).

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El centro de Paracuellos, excepto la sala de aproximación, estuvo aislado de los aviones. Mientras tanto, en la pista de Barajas tres aviones eran despedidos por el viento causado por la tormenta cuando intentaban aterrizar. El resto de los aviones volaban, tal y como permite el control de radar, a tres millas de separación.

Valiéndose de hojas de vuelo, los controladores reprodujeron manualmente las fichas de vuelos, en una tarea que consume 10 minutos por avión, y comenzaron a separar los aviones 15 millas para evitar una catástrofe. Estas tareas están normalmente procesadas en el TAPLAC, que recoge y transforma la información de los aviones que van a circular durante el día e informa de su situación, altura y velocidad a los controladores. El TAPLAC y el radar, al igual que el resto de los circuitos, estaban colapsados... Y todo por un rayo.

Los controladores exigen medidas de seguridad que eviten que un rayo provoque una catástrofe aérea. "Es impensable que por unos cables mal resguardados ocurran cosas como ésta". Por su parte, Aviación Civil, que ordenó un estudio sobre posibles medidas de seguridad, no ha precisado todavía en que consisten.

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