El Senado de Estados Unidos aprueba disposiciones legales proteccionistas
El Senado norteamericano aprobó en la noche del martes una dura ley comercial, de tinte claramente proteccionista, desafiando a Ronald Reagan, que ha prometido vetarla si no es modificada. Diecisiete senadores republicanos votaron con los demócratas, desoyendo las presiones de la Casa Blanca y atendiendo la creciente irritación ante un déficit comercial de 170.000 millones de dólares.
La ley del Senado, un poupurrí de 1.000 páginas obra de nueve comités diferentes, persigue abrir los mercados extranjeros a los productos norteamericanos y tiene en su punto de mira a Japón, cuyo superávit comercial con EEUU supone una tercera parte del déficit comercial de este país.La legislación del Senado deberá ahora ser conciliada con la aprobada ya por la Cámara de Representantes, aún más marcadamente proteccionista, y una versión final será presentada a la firma presidencial el próximo otoño.
"Ambas leyes son inaceptables", afirmó ayer el presidente, que añadió que cualquier legislación que "aumente el coste de la vida para las familias americanas y reduzca la competitividad de nuestras industrias en el mercado mundial va exactamente en la dirección equivocada". Un veto presidencial puede ser superado por el voto de dos tercios de cada cámara legislativa.
Esta mayoría ya ha sido lograda por las dos versiones de la ley ya aprobada. Pero los observadores estiman que el Congreso llegará a un compromiso que será finalmente aceptado por Reagan. En caso contrario, el debate sobre libre comercio y proteccionismo se convertirá en la cuestión más candente de la campaña presidencial de 1988.
Medidas obligatorias
La legislación aprobada por el Senado obligaría al presidente a tomar represalias contra las prácticas comerciales "injustas" de otros países, limitando el margen de discrecionalidad que tiene ahora; requeriría una acción presidencial casi automática para proteger, con cuotas, tarifas o ayuda directa, a las industrias norteamericanas dañadas por las importaciones baratas, aunque éstas tendrían que demostrar que pueden ser competitivas internacionalmente.
La ley, en lo que se considera un triunfo para los sindicatos y ha suscitado la oposición del mundo empresarial y de la Casa Blanca, obligaría a los empresarios a anunciar con 60 días el cierre de una fábrica o los despidos masivos.
Los demócratas, tradicionalmente el partido defensor del libre comercio, acusan a la Administración de Reagan de no haber hecho nada en seis años para disminuir los déficit comerciales. Hasta ahora han sido históricamente los republicanos los partidarios del proteccionismo. El líder demócrata en el Señado, Robert Byrd, declaró ayer que el voto (71 a favor y 27 en contra) es un claro mensaje bipartidario a Reagan de que el Congreso quiere una ley comercial este año. La ley del Senado obligaría al Gobierno, a negociar, en un plazo de tres años, el fin de las barreras comerciales contra los productos estadounidenses. Si no se consigue, el presidente deberá adoptar represalias.
La versión de la Cámara de Representantes, gracias a la enmienda de Richard Gephardt, uno de los candidatos demócratas a la presidencia, forzaría a un sistema de represalias automáticas para obligar a las naciones con superávit comerciales excesivos a reducirlos en un 10% anual.
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