La frustración de Fuerte
Anselmo Fuerte, un madrileño de 25 años de edad, estaba empeñado en este Tour en hacer varias cosas, entre ellas clasificarse bien y ganar una etapa.A Fuerte, a quien se le aprecian cualidades de corredor duro y constante, se le achaca de continuo falta de carácter y de mala intención para romper amarras y ser un auténtico líder. Ayer volvió a ser el segundo en una etapa -lo había sido el día anterior, en L'Alpe d'Huez, detrás de su compañero de equipo Federico Echave- y viajó una vez más con los grandes de la carrera, pero cayó ingenuamente en las garras del francés Laurent Fignon.
Javier Mínguez, su director en el BH, era un mar de epítetos irreproducibles ante la que consideraba una de las etapas que más disgusto le habían causado. "Estaba convencido, desde el día anterior, de que Anselmo ganaría hoy. Le dije, desde el coche, que no tirara de Fignon y esperaba que se les hubiera unido alguien más para que el francés tuviera trabajo. Pero no llegó nadie y Fignon le engañó en la última curva", se lamentaba.
Fuerte Regó llorando, "hecho polvo", según sus palabras, y decepcionado. "No me sirve para nada estar en todas las escapadas. Fignon ha sido más listo y más rápido. En el último kilómetro no pude atacar porque la ascensión del puerto había sido muy dura", comentó con un sentimiento fatalista derivado de su frustración.
Fuerte estuvo junto a Stephen Roche tras el ataque del irlandés, pero no le ayudó, según Mínguez. Echave, su compañero de equipo, acompañó a Pedro Delgado. A Echave le preguntaron si ayudaría al líder y contestó: "Mínguez no nos ha dicho nada en ese sentido". A Fuerte le repitieron la interrogante. "Haré lo que me diga mi director", afirmó. Mínguez, de momento, no responde a esa cuestión.
