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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Libre designación

Es de agradecer que EL PAÍS de fecha 5 de julio dedique una de sus páginas a la Administración, más concretamente a los sistemas de provisión de puestos de trabajo.Efectivamente, el concurso de méritos, como ustedes bien dicen, es lo que la Ley 30/1984, elaborada por los socialistas, recoge como sistema normal de provisión de puestos de trabajo. La libre designación o sistema excepcional es el que se ha venido utilizando durante estos tres últimos años, y habría que añadir que de forma ilegal, así como que existe una sentencia del Tribunal Constitucional favorable a los funcionarios y en contra de este último sistema que nuestra Administración-Gobierno no parece haber acatado. Señalar, asimismo, que libre designación es igual a concurso interno, al menos en el Ministerio de Justicia, ya que no existe, tampoco en este último, baremo alguno ni, por tanto, posibilidad de recurrir. Me refiero a los catálogos que incluían la casi totalidad de puestos de trabajo. Los que no venían en este primer listado ya habían salido antes con sus correspondientes nombres y apellidos al lado de la denominación de los mismos.

De este modo se cubrió -siempre refiriéndome al mismo ministerio- la casi totalidad de las plazas; en cualquier caso, aquellas mejor dotadas de nivel y complementos específicos, con denominaciones rimbombantes que no se corresponden con ninguna función pero que sí justifican dichos niveles específicos, por ejemplo: inspectores técnicos que no inspeccionan, y así sucesivamente. De este modo, muchos compañeros -y yo creo que especialmente en Madrid- utilizando su propia expresión, alcanzaron subidas de 10 o 15 peldaños. Nos queda pues a los que no nos hemos promocionado por tan peculiares sistemas una escalada en roca lisa de 10 o 15 años para alcanzar lo que nuestros compañeros en un año, habida cuenta de que a partir de enero de 1987 sólo se puede ascender de dos en dos puntos.

Que se esgrima como argumento a tales desatinos e injusticias que los citados sistemas son más sencillos y evitan concursos, exámenes -¿qué exámenes?- y burocracia no es serio. Parece que debería ser un motivo de regocijo para los funcionarios tal deferencia, teniendo en cuenta que la Administración respecto del administrado continúa igual o más burocratizada, si cabe, desde el ascenso de los socialistas. Inviertan, por favor, los términos; hagan concursos entre los funcionarios y desburocraticen el resto. Los ciudadanos se lo agradecerán.

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Es también una pobre excusa decir que el PSOE se encontró unos cuadros en la Administración que lo recibieron de uñas. La campaña del PSOE en 1982 creó muchas expectativas, por aquello de la mayoría para el cambio, dignificación y profesionalización del funcionariado y moralización de la vida pública, a cuyas propuestas los funcionarios no fueron ajenos.

En cuanto a lo de promover a funcionarios que sintonizasen con el cambio -¿qué cambio?, ¿el de horario?-, la opinión generalizada es que la Administración no ha cambiado nada en lo esencial.-

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