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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Crimen contra el hombre

He leído la carta del 24 de junio con que mi excelente amigo Francisco Ayala responde a mi respuesta del 18 de junio a su artículo del 27 de mayo. La distinción que acerca de la matanza nazi de judíos hago -entre ser y estar tiene muy poco de broma, y lo que pueda tener de macabro no es de mi cosecha, sino, desgraciadamente pero en mi descargo, de la de Adolfo Hitler. El célebre filósofo francés Vladimir Jankélévitch, único testigo a quien apelo en defensa de mi punto de vista, lo dice con unas frases muy sencillas: "Los crímenes alemanes son crímenes excepcionales desde todo punto de vista; por su enormidad, su increíble sadismo... Pero ante todo son, en el sentido propio de la palabral crímenes contra la humanidad, es decir, crímenes contra la esencia humana o, si se prefiere, contra la hominidad del hombre en general. El alemán no quiso destruir, para hablar con propiedad, unas creencias consideradas equivocadas ni unas doctrinas consideradas perniciosas: es el ser mismo del hombre, Esse, lo que el genocidio racista intentó aniquilar en la carne dolorosa de esos millones de mártires. Los crímenes racistas son un atentado contra el hombre en tanto que hombre: no ya contra el hombre en tanto que tal o tal otro (quatenus ... ), en tanto que esto o lo otro, por ejemplo, en tanto que comunista, francmasón, adversario ideológico... ¡No! El racista apuntaba a la ipseidad del ser, es decir, lo hu mano de todo hombre. El antisemitismo es una grave ofensa al hombre en general. A los judíos se los perseguía por ser ellos, no por sus opiniones ni por su fe: es la existencia misma lo que se les rehusaba; no se les reprochaba el profesar esto o aquello, se les reprochaba el ser".¿Macabro? Macabro sí, que quienes sigan pidiendo justicia sean las víctimas, mientras que quienes pretenden imponerles el perdón y, peor, el olvido sean los demás. En Argentina, nuestra Argentina, don Francisco, no hace falta que le diga quiénes piden que se perdone y se olvide...

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