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Lo que el jefe quiere oír

Álex Grijelmo

Las provisiones de empleos mediante el sistema de libre designación son causa de un problema evidente. En palabras de un alto cargo de la Administración socialista, "las designaciones libres tienen al funcionario beneficiado pendiente de lo que opine su jefe, que le puede destituir en cualquier momento. Por eso muchas veces no le dicen lo que piensan sino lo que creen que él desea oír".La inseguridad en el empleo les puede arrastrar a elevar los informes más adecuados a las opiniones de sus jefes aunque estén alejadas de las suyas propias; les aboca a ahorrarse los consejos comprometidos y les deja en un permanente peligro de perder sabrosos complementos económicos. Aunque no se puede considerar que esto ocurra en todos los casos.

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Cerca de 25.000 puestos de funcionarios han sido cubiertos mediante libre designación desde 1984.

Pero es un hecho que miles de funcionarios perderían casi la mitad de sus retribuciones -teniendo en cuenta los complementos- si fuesen destituidos de un empleo al que accedieron por libre designación.

Las fuentes oficiales adelantan que la convocatoria publicada el pasado 3 de junio en el Boletín Oficial del Estado para que los funcionarios participen en un concurso si desean acceder a un alto empleo de la Administración es significativa de una nueva línea que demuestra el intento de "mentalizar" a los gestores ministeriales para que promuevan este tipo de pruebas objetivas. En breve será convocado un concurso similar para funcionarios del Consejo Superior de Deportes, al que seguirán algunos ejemplos más, según los mismos informantes.

"La mayoría de las veces", añaden, "las reticencias son de los propios funcionarios, que quieren tener su secretaria por libre designación. Cuando los sindicatos se quejan de este mecanismo habría que decirles que principalmente deben convencer a sus propios afiliados".

Además de estos propósitos de enmienda, algunas fuentes socialistas atenúan la importancia de las voluminosas designaciones libres indicando que se deciden tras convocatoria publicada en el Boletín Oficial del Estado, pero incluso altos cargos de la Administración admiten que esto produce un efecto aún peor: "Al publicarse en el BOE, se generan unas expectativas de lograr el puesto que luego se ven defraudadas cuando los funcionarios comprueban que ya estaba concedido de antemano. Y eso crea desilusión".

Pero, sobre todo, quita votos.

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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