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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Seis meses para pensar

EL PSOE dispone de seis meses, hasta el 31º congreso, a celebrar a comienzos de 1988, para recomponer la imagen, y sobre todo el discurso político, maltrechos ambos tras las elecciones del 10 de junio. Ésa parece ser la principal conclusión de la reunión del Comité Federal de dicho partido ce lebrada el lunes para analizar los resultados electorales. De las informaciones disponibles sobre el desarrollo de la reunión se deduce que sigue existiendo una resistencia por parte de los sectores más próximos al poder a aceptar responsabilidades concretas en la pérdida de confianza de segmentos de la población en el PSOE. Pero algunas de las medidas contempladas en el propio comité federal parecen un reconocimiento tácito de los errores cometidos. Otras, en cambio, son más bien la expresión tragicómica de esos mismos errores.En este último apartado habría que incluir la insistencia por parte del vicepresidente del Gobierno en culpar a los medios, y en particular a Televisión Española, del retroceso electoral. También el rechazo genérico del argumento según el cual ha sido determinante en ese retroceso la irritación producida por el arrogante estilo de gobierno -en ocasiones de desgobierno- desarrollado por los socialistas, prestos siempre a patrimonializar el poder como si éste fuera suyo para siempre. Pero en las intervenciones de diversos dirigentes sobre la falta de diálogo, el desvanecimiento del partido, el papel asignado a los tecnócratas, la disolución del discurso político, la pérdida de iniciativa ante la conflictividad social, se encuentra el germen de una autocrítica que desmiente la autocomplaciente argumentación oficial difundida tozudamente por el Gobierno. Cabe suponer que éste es menos sensible que el partido a lo que sucede en la calle, y que en definitiva hay sectores responsables del PSOE que valoran el deterioro electoral como algo crecedero si no se pone coto a tiempo.

Desgraciadamente, la expresión más cabal del desatino en el análisis que las elecciones sugieren la ha pronunciado el propio líder socialista y presidente del Gobierno. Felipe González ha dicho que una parte de la sociedad se ha distanciado "de los objetivos socialistas". Pero es exactamente todo lo contrario: una considerable parte del partido, incrustada en las delicias y los tormentos del poder, se ha apartado progresivamente de los objetivos de la sociedad española, que tan brillantemente definió el propio González durante la campaña de 1982. Y por eso el PSOE ha perdido más de tres millones de votos desde aquella fecha. No bastará ya la inercia para conservar los siete millones largos que le quedan. Ya no será suficiente garantía la fragmentación de la oposición o el escaso margen de maniobra dejado por la crisis para desarrollar políticas económicas alternativas. Si pretende posibilidades de triunfo la redefinición del proyecto de que se habló en el comité federal del lunes, tendrá que referirse al núcleo mismo del discurso específicamente político. La búsqueda de chivos expiatorios en la televisión o los otros medios, fuera de donde residen las auténticas responsabilidades políticas, no conduce a nada. Son los autores de la política gubernamental los causantes del deterioro. Es la cadena de despropósitos, de alejamiento de la sensibilidad social, de desgobierno en la calle y de decidido abandono del programa del cambio lo que ha desalentado ya a millones de ciudadanos que dieron su voto a Felipe González. Sólo una comprensión cabal de este fenómeno puede lograr una rectificación a tiempo.

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