María Teresa de Vega

María Teresa de Vega llegó hace 30 años a España procedente de Suiza, donde nació. La primera ciudad que pisó fue San Sebastián. Allí asistió al festival de cine. Por aquel entonces era una joven actriz que acababa de hacer una película con Fellini, después de haber trabajado como intérprete de los cinco idiomas que habla. Los españoles le gustaron y se casó con uno de ellos. Hace 10 años se introdujo en el mundo de la moda. Ahora es propietaria de dos tiendas y de un restaurante, aunque desde hace tres temporadas se la conoce más por ser la diseñadora preferida de la jet-set.

Se ha vestido de azul, con un traje que ella ha diseñado. Se ha puesto unos pendientes de Chanel, firma de la que tiene en exclusiva la concesión para España. Posa para las fotos como una experimentada modelo de alta costura, y la cámara, dice el fotógrafo, se enamora de ella en cuanto la ve. Es una profesional de la moda que llegó a esta profesión como tantas otras mujeres cuando sus hijos crecieron y su matrimonio comenzó a naufragar. "Mis hijos no me necesitaban tanto y yo quise hacer algo para llenar mi vida. Monté una pequeña tienda en un pueblo de Andalucía donde pasábamos la vacaciones. Aquello me gustó y un buen día me lanze de lleno. La Moraleja comenzaba a construirse a pocos. kilómetros de Madrid y me quedé con un local de 125 metros cuadrados". Las tiendas de ahora, una de hombre y otra de mujer, y el restaurante, hasta hace muy poco llevado en colaboración con Horcher, se levantan, en esta urbanización, la más lujosa de la capital, sobre un espacio de 1.000 metros cuadrados.María Teresa de Vega o María Teresa Werlen, como en realidad se llama -"el nombre me lo sigue prestando mi marido, porque es más fácil que el mío"-, confiesa que en su vida ha hecho lo que ha tenido que hacer en lugar de lo que ha querido hacer, y no parece arrepentirse de ello. "He sido muy dura conmigo misma y me he aplicado una rígida disciplina". Quizá por ello piensa que ha llegado donde está, aunque no se considera una Coco Chanel: "Yo no he revolucionado nada". Le asusta que su negocio crezca demasiado y no poder abarcarlo. Ahora ha comenzado a exportar su moda a Nueva York.

La reina Sofía, las infantas Elena y Cristina y esposas de empresarios y políticos son sus clientas, aunque la más conocida de ellas es Isabel Preysler, que se ha convertido en la modelo que mejor luce sus diseños. "Isabel es sobre todo mi amiga". Chabeli Iglesias también compra su ropa en las tiendas de María Teresa de Vega. "Mis trajes no valen todos 250.000 pesetas. Aquí hay desde un traje de alta costura hasta un pantalón de algodón de 3.000 pesetas. Ahora me interesa la gente joven, de la edad de Chabeli, que, como dice Julio Iglesias, van de niñas a mujeres. Creo que ahí hay un gran mercado". Su hijo Eduardo, el único que vive de los tres que tuvo, la ayuda en el negocio, especialmente con la gente joven, porque "aunque quiera no puedo pensar como una chica de 18 años".

La moda de María Teresa de Vega se pasea por todo el mundo. "Tengo clientas que vienen de Estados Unidos y de Suramérica a comprarme la ropa cada temporada. Me han conocido por la técnica del boca a boca, se lo han contado unas a otras; y por el ¡Hola!, que se vende tanto por allí".