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Mariano Rubio pide que el Tesoro se financie de forma 'ortodoxa'

"El déficit público es una reafidad indeseable, pero mientras persista es preciso que el Tesoro disponga de medios adecuados para financiarlo sin poner en peligro el logro de los objetivos de la política monetaría", señaló ayer Mariano Rubio en su intervención, quien solicitó que el Tesoro se financie de forma ortodoxa.El gobernador del banco emisor añadió que una vez que el Tesoro tenga ya estos instrumentos, y el círculo sea cerrado con la aprobación para la puesta en marcha de la letra del Tesoro, "debería limitarse legalmente las posibilidades del recurso al Banco de España del Tesoro, de modo que lo que puede ser un expediente para cubrir desfases transitorios y moderados de tesorería no se convierta, por el volúmen de su utilización, en un mecanismo generador de perturbaciones para la evolución normal de la política monetaria".

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Según el gobernador del Banco de España, el procedimiento más eficaz consistiría en elaborar, cada año, un programa de emisiones atendiendo al volumen total del déficit en el año y a su distribución prevista a lo largo del mismo, así como a los vencimientos que imponen necesidades de refinanciación. Todo ello, si además se redujeran las incertidumbres al aceptar el Tesoro los tipos de interés que estableciera el mercado, permitiría eliminar muchas de las distorsiones en las que ha vivido el mercado del dinero en estos años.

Dentro del proceso de racionalización pedido por el gobernador del Banco de España se enmarcaría que "el Gobierno estableciera un límite anual estricto a la utilización de recursos del Banco de España mediante leyes o autorizaciones de créditos en favor de organismos del sector público y empresas nacionales", cuidando al máximo que esos créditos no se convirtieran en financiación a largo plazo a través de sucesivas renovaciones.

Pero frente a este marco idílico de independencia entre el Banco de España y el Gobierno, la realidad de lo que está ocurriendo en estos días es bastante diferente. Por un lado, el Banco de España ha vuelto a mostrar que el control monetario no se ha alcanzado todavía al comunicar a los bancos que deben ir cancelando a su vencimiento todas las operaciones en divisas a corto plazo que se convierten en pesetas. De esta forma, se trata de evitar que los bancos, sobre todo, los extranjeros, reduzcan su actividad de transformación de divisas en pesetas para frenar el crecimiento de la liquidez.

Junto a ello, que viene a representar que el control monetario aún está lejos de ser una realidad y que reforzaría la tesis de seguir apretando, el Banco de España redujo, por segundo día consecutivo, el tipo de interés al que ceden bonos con pacto de recompra para controlar el crecimiento monetario.

Mientras el Banco de España pide clarificación en las cuentas del Estado, éste decide sacar la letra del Tesoro, posiblemente la semana próxima, a un plazo de amortización de 12 meses con el único y exclusivo fin de no tener que contabilizar los intereses de este activo público dentro del ejercicio actual y retrasarla a los Presupuestos de 1988, de cara a conseguir que no haya un crecimiento por encima del previsto en el volumen de déficit público.

Estas artimañas legales, unida a la voluntarista reducción de los tipos de interés a corto plazo iniciada por la autoridad monetaria en estos días, no parecen representar otra cosa que, una vez más, se ha optado por trasladar a la esfera monetaria los problemas políticos suscitados en esta semana que pueden acabar traduciéndose en una revisión al alza de los objetivos de crecimiento monetario, en unos momentos en los que parece que el aumento de la cantidad de dinero en circulación no se está reflejando en unas mayores tensiones inflacionistas en España.

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