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Berlín

El siglo XX ha sido más cruel para Berlín que para cualquier otra gran ciudad del mundo. En arquitectura, como en política, Berlín fua la cuna del modernismo, romántico y vindicativo que iba a demoler el pasado y reedificar el futuro desde la nada.Y así, una y otra vez durante medio siglo después de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad fue arrasada completamente en aras de feroces ideas sociales: primero las viviendas utópicas de los años 20, después el neoclasicismo megalómano de los nazis en los años 30, los devastadores bombardeos de los aliados en los 40, la renovación urbana de los 50 y 60 y, por encima de todo, el muro comunista. Berlín es una ciudad trágicamente digna de una vista aérea antes y después.

Diseñar cualquier edificio para Berlín es una complicada labor de creación. La carga del pasado es pesada y confusa. Fuertes tradiciones estilísticas compiten y chocan -barroco contra volkisch, modernismo contra neoclasicismo, Karl Friedrich Schinkel contra Walter Gropiusy todas están politizadas y llenas de connotaciones.

Berlín es una ciudad ambivalente, una ciudad de inquietantes tabús arquitectónicos. Los esplendores nazis de Albert Speer deben condenarse a pesar de lo bellos que puedan parecer a veces en esta época de renacimiento clásico. El muro, horroroso como siempre, se ha convertido a pesar de todo en el gran símbolo edificado de la ciudad, en un ídolo brutalista.

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14 de junio

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