Un emporio químico y nuclear
Tarragona es la provincia que concentra más industrias peligrosas. En un radio de 75 kilómetros coexisten un gran complejo petroquímico y dos nucleares, en Ascó y Vandellós, con dos reactores cada una.El área de Tarragona, según Industria, es el primer polo industrial petroquímico español, con una capacidad de producción cercana al 60% del total nacional, aunque en algunos productos produce el 100%. La ubicación de esta industria se extiende desde la ciudad de Tarragona hasta el cabo de Salou, bordeando el Mediterráneo hacia el sur, con polos sueltos en las poblaciones que rodean a la capital, como la Pobla de Mafumet, el Morell, Perafort y Constantí.
Esta concentración nació en 1957, coincidiendo con el inicio del desarrollismo tecnocrático. Aprovechando una base agrícola, con incipientes intentos industriales en la transformación de productos del campo y textiles, los dirigentes económicos posibilitaron la creación de unos polígonos -Entrevies, Francolí y Trévol- que aglutinaron numerosas industrias químicas, muchas de ellas rebotadas de otros países europeos, con legislaciones de seguridad más exigentes. Ello provocó una convivencia atípica, y a veces conflictiva, entre un sector agrícola tradicional, un creciente desarrollo turístico y una gran implantación petroquímica.
La especialización de la zona y la proximidad de un puerto animó al INI a impulsar, en 1971, la construcción de la refinería de Enpetrol, que se ampliaría desde 1974 hasta alcanzar una capacidad de producción anual de 7.650.000 toneladas. La refinería sirvió de reclamo para nuevas empresas multinacionales. Entre éstas y las nacionales ocupan hoy a un total de 5.850 personas.
Tarragona fue elegida en los 70 para instalar dos centrales nucleares. Una en Vandellós, al lado del Mediterráneo y al sur de la capital, y otra en Ascó, en el interior y junto al río Ebro. Ascó cuenta con dos reactores en funcionamiento y Vandellós tiene uno en funcionamiento y otro que entrará en servicio a finales de este año.
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