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LAS ELECCIONES DEL 10 DE JUNIO

Felipe González pide en Sevilla el voto para "un mismo proyecto y una misma familia"

El presidente del Gobierno, Felipe González, cerró anoche la campaña electoral del PSOE en Sevilla, en un mitin para intentar la reelección de Manuel del Valle como alcalde de la ciudad de origen de los principales dirigentes socialistas, donde la mayoría absoluta hasta ahora existente en la corporación está en cuestión. El líder del PSOE unió constantemente en su mensaje, al pedir el voto de todos los españoles, la suerte de todos los equipos socialistas gobernantes: "Somos un mismo proyecto político, y una misma familia".Felipe González, a quien también acompañaban el vicepresidente Alfonso Guerra y el presidente de la Junta de Andalucía, José Rodríguez de la Borbolla, apeló "no sólo a los socialistas, sino a la inmensa mayoría del pueblo", para mantener "un proceso histórico de cambio de rumbo", que ha tocado conducir a los socialistas, afirmó. En este sentido, dijo que "en pueblos, en ciudades como Sevilla o en toda España, es el mismo proyecto y somos la misma familia". Asimismo, afirmó que en los municipios, "como Gobierno, naturalmente, me resulta más fácil y con más sentido cooperar con mis compañeros socialistas".

El presidente había comenzado su intervención, ante un nutrido auditorio compuesto por unas 20.000 personas, aludiendo en general al progreso de España, a su entrada en la Comunidad Europea, procesos todos que, a su juicio, hacen que "a la derecha le de coraje de que seamos nosotros los que dirigimos este progreso". Más tarde reiteró que el PSOE ganará estas elecciones y las de 1990, mientras que los demás líderes no estarán al frente de sus partidos, porque habrán sido devorados por lo suyos. Respecto a la lucha electoral propia de Sevilla, sólo criticó, sin citarlo explícitamente, al candidato andalucista Alejandro Rojas Marcos: "Podrán repatir pescado frito, pero no tendrán un acto como éste", comparando la masiva asistencia al mitin con la fiesta con casetas y pescaíto organizada anoche por el Partido Andalucista.

En cambio, Alfonso Guerra desplegó toda su mordacidad, provocando el delirio de sus paisanos cuando aludió a la candidata de AP, Soledad Becerril, como "la señora marquesa de UCD, que se aburre", o a Rojas Marcos como el que "pactó con Martín Villa la traición a la autonomía andaluza, y luego ha estado cinco años de vacaciones".

Guerra centró sus ataques en la derecha, de la que dijo que no creen capaces de gobernar a los socialistas porque no están bien educados, "porque dicen que no se usar la pala del pescado: otra pala les daba yo". Esta derecha, dijo el vicepresidente, quiere la

Expo 92 de Sevilla para hacer "especulación de terrenos y grandes negocios familiares", expresión que Manuel del Valle también había usado, pero hablando directamente de "negocios sucios".

Apoyo de Redondo

Por su parte el secretario general de UGT, Nicolás Redondo, esperó al final de la campaña para mostrar su apoyo a los socialistas, en especial a la organización en el País Vasco, informa Victorino Ruiz de Azúa. Redondo pidió ayer en Bilbao el voto para el partido socialista porque, dijo, representa la opción de izquierda, aunque reiteró su desacuerdo con la política económica del Gobierno. El líder ugetista expresó su convicción de que este apoyo personal no es contradictorio con la circular de UGT que dejaba a los afiliados libertad de voto. "Somos un sindicato pluralista", dijo.

El PSOE ha realizado una campaña electoral tendente a que la dentellada del CDS, partido que lidera Adolfo Suárez, a su cuerpo electoral fuera lo más pequeña posible. Su mensaje, izquierdista y popular, se ha destinado a situar a ese partido en el espacio político de la derecha, hablando de la derecha para englobar al CDS y AP. Informa Anabel Díez.

El partido en el Gobierno ha recuperado en esta campaña sus viejos símbolos de partido de izquierdas para satisfacción de algunas organizaciones locales que han podido acabar sus mítines entonando La Internacional y con el puño bien alto. Sabían que tenían bula para ello toda vez que el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, irrumpe en los escenarios puño en alto al igual que el secretario de organización, Txiki Benegas, que comienza y termina sus parlamentos con un "Salud, compañeros". No fue un lapso del vicepresidente reivindicar para su partido la cualidad de representar a los pobres.

Los dirigentes socialistas están satisfechos del funcionamiento del partido en esta campaña. Desde Madrid la coordinación ha sido perfecta, de modo que el mensaje, la estrategia y los cambios súbitos se producían simultáneamente desde la mayor ciudad hasta el municipio más pequeño.

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