Thatcher espera capitalizar la 'cumbre' en beneficio de su campaña electoral
La primera ministra, Margaret Thatcher, interrumpe hoy su campaña electoral y vuela a Venecia para realizar una cuidada aparición en la cumbre de los siete países más ricos del mundo, que los conservadores esperan capitalizar en su propio beneficio. Entretanto, tras un descenso a mediados de semana, los conservadores han vuelto a recuperar una destacada ventaja en los sondeos publicados ayer en Londres con vistas a las elecciones del jueves.
La señora Thatcher, que lleva varios días tomando antibióticos a consecuencia de una infección en una muela, permanecerá en la ciudad de los canales menos de 24 horas, lo que ha provocado un cierto malestar entre los responsables del Gobierno italiano, que se han quejado de que la primera ministra ha rehusado discutir la agenda de la reunión con su colega Amintore Fanfani alegando falta de tiempo.La líder conservadora llegará esta noche a Venecia, una hora después de que hayan llegado el resto de los líderes occidentales después de haber participado en varios actos electorales y haber grabado una entrevista para el programa Panorama de la BBC-1 con una de las estrellas de la televisión británica, el periodista Robin Day.
Con la vista puesta en el consumo interno británico, la primera ministra desayunará con el presidente norteamericano, Ronald Reagan, posará con el resto de los dirigentes de la cumbre y asistirá a la reunión inaugural, para regresar a Londres por la tarde, sin asistir al almuerzo ofrecido por Fanfani.
Los estrategas de la campaña conservadora tienen intención de sacar el máximo provecho a esta aparición de la señora Thatcher rodeada de los presidentes y jefes de Gobierno de las siete naciones más industrializadas del mundo, para resaltar su imagen de estadista en contraposición a la poca experiencia internacional de su principal oponente, el líder laborista, Neil Kinnock. Igualmente, en la sede del Partido Conservador se tiene la intención de presentar el comunicado final de la cumbre como un endoso de la política económica del Gobierno tory (conservador), tal y como lo hicieron en la reunión de Tokio, en la seguridad de que en las actuales circunstancias se pronunciarán a favor de una mínima inflación y de un control absoluto del gasto público.
Entretanto, en la sede conservadora ha vuelto a renacer la confianza tras el susto sufrido el pasado jueves cuando un sondeo Gallup publicado en el Daily Telegraph colocaba a los laboristas a sólo cuatro puntos de distancia de los conservadores, principalmente por la actuación personal de Kinnock, que se ha revelado en esta campaña como un actor consumado tanto en sus actuaciones públicas como en los programas de televisión asignados a su partido y preparados por el director de Chariots of Fire (Carros de fuego), Hugh Hudson. En los sondeos publicados ayer, los tories se colocaban a siete puntos de ventaja sobre los laboristas en una encuesta realizada por Gallup para el Daily Telegraph, mientras que esa ventaja ascendía a 11 puntos en los sondeos publicados por el Sunday Times y The Observer. Si se repitieran los mismos porcentajes el 11 de junio, los conservadores tendrían una mayoría absoluta de entre 50 y 75 diputados, una sensible reducción frente a los 136 diputados de mayoría que tenía la señora Thatcher el día de la disolución del Parlamento pero lo suficientemente amplia para llevar a cabo con holgura su tercer mandato electoral.
Según los analistas, los tres datos que se repiten en todas las encuestas son: una afirmación del voto conservador en torno al 43%; un techo laborista que a pesar de la buena actuación de Kinnock y de los ataques a la señora Thatcher y a su política no consigue sobrepasar el límite del 35%, y un descenso, más o menos acentuado según cada encuesta, de las posiciones de partida de la Alianza de liberales y socialdemócratas, que no consiguen subir del 23% de las intenciones de voto, a pesar de que sus dos líderes, David Steel y David Owen, son los políticos nacionales que más han viajado y más mítines han pronunciado en esta campaña. La opinión de los analistas es que si la Alianza no consigue captar el voto volátil de los indecisos en estos últimos cuatro días de campaña, las posibilidades de forzar una coalición a través de un hang Parlament (en el que ningún partido tiene mayoría absoluta) son nulas, y con ellas morirían igualmente las posibilidades de romper el monopolio de poder de conservadores y laboristas a través de una reforma del sistema electoral.
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