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Moscú sospecha que alguien más está tras la aventura de la avioneta de Mathias Rust

Las autoridades soviéticas reforzaron ayer sus sospechas de que Mathias Rust, el joven alemán occidental que violó el espacio aéreo soviético y aterrizó el jueves pasado en la plaza Roja de Moscú, procedente de Helsinki, no planeó solo la acción, y que ésta podría tener un trasfondo político insospechado en un principio. En Bonn circularon ayer informaciones según las cuales una revista con sede en Hamburgo podría hallarse tras los preparativos de la hazaña de aviación de Rust.

Los padres del joven confirmaron que han firmado un contrato en exclusiva con la revista Stern, que tiene su redacción central en Hamburgo, y, por tanto, no harán declaraciones a otros medios (le comunicación. Algunas informaciones barajan la cifra de 2,5 millones de marcos (unos 175 millones de pesetas) como la cantidad ofrecida por la citada revista a la familia Rust.

El presidente de la agencia soviética Novosti, Valentin Falin, que el domingo se había manifestado confiado en que Rust podría reunirse pronto con sus padres y amigos en la RFA, señaló ayer que en los interrogatorios de funcionarios del Comité de Seguridad del Estado (KGB) al joven piloto han surgido detalles que no facilitan su próxima puesta en libertad. "El trasfondo de este asunto es mayor de lo que parecía en un principio. Parece que no actuó en solitario. Por desgracia, así es". Falin manifestó que el joven alemán, encarcelado en la prisión de Lefertowo, en Moscú, tiene buen humor. "Espero que lo mantenga".

Medios soviéticos de Bonn aseguran que el Gobierno germano occidental ha infravalorado la gravedad del incidente. De hecho, ya se empieza a especular con las dificultades que puede encontrarse el jefe Estado de la RFA, Richard von Weisácker, en su viaje del próximo 8 de julio a Moscú si para entonces no se ha solucionado el caso.

El dirigente socialdemócrata alemán Hans Koschriik, que se halla en Moscú como miembro (le una delegación de la Internacional Socialista, declaró ayer que después de la confusión inicial, las autoridades soviéticas están conociendo detalles que les pueden hacer adoptar una postura de dureza hacia Rust. No se descarta, incluso, que el vuelo estuviera relacionado con un caso de espionaje, manifestó. El lunes, el portavoz del Ministerio soviético de Asuntos Exteriores, Guenadi Guerasimov, ya había advertido que "existen indicios de que actuó con cómplices", y sugirió que el joven había estudiado y elaborado la ruta de vuelo desde Helsinki a Moscú con ayuda de una "redacción de Hamburgo".

La Embajada de la RFA en Moscú ha solicitado una nueva entrevista con Rust. Por regla general, estos contactos entre los detenidos extranjeros y sus embajadas se permiten cada 14 días. El lunes, un diplomático alemán pudo entrevistarse por primera vez con Rust, a quien vió "tranquilo", según comentó posteriormente.

Los padres y el único hermano de Mathias Rust han expresado su deseo de visitar en cuanto sea posible al joven en la cárcel o en el campo de trabajo al que podría ser enviado en caso de que las autoridades soviéticas decidan juzgarlo. En la RFA cobra fuerza la impresión de que el joven piloto corre el riesgo de ser castigado de forma mucho más severa de lo supuesto en un principio, a tenor de las primeras declaraciones soviéticas. La URSS podría verse obligada a sentar un precedente para disuadir de nuevas aventuras de este tipo, que podrían concluir trágicamente.

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