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Entrevista:RELIGIÓN

El teólogo Boff afirma que no tiene interés en provocar al Papa

Francesc Valls

Leonardo Boff, el teólogo de la liberación brasileño a quien Roma recomendó guardar un año de silencio por "poner en peligro la sana doctrina de la fe" en su libro Iglesia, carisma y poder, se encuentra en Barcelona, donde ha recibido el Premio Internacional Alfonso Comín por su lucha en favor de los oprimidos. Boff, que vuelve a estar en el centro de la polémica eclesial por nuevas opiniones expuestas en una nueva obra, respondió a las preguntas planteadas por EL PAÍS.

Pregunta. Después del año de silencio que le fue recomendado por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, una nueva obra suya vuelve a estar en el punto de mira del Vaticano.Respuesta. Y la Iglesia se hizo pueblo está sometida a juicio porque dicen que cometo los mismos errores que en Iglesia, carisma y poder, que no me he corregido y no he aprendido la lección. La verdad es que el libro recoge textos con cuidado para no crear problemas.

P. ¿Roma le plantea problemas?

R. Para mí, el problema no es Roma; es el capitalismo, la manipulación que se hace de la religión contra su naturaleza No tengo interés en provocar a Roma; al revés: en conquistar al Papa y a Ratzinger para que apoyen a la Iglesia más comprometida. No tengo ninguna animosidad, pero Roma tiene los ojos que tiene. Todo lo que es la Ramada Iglesia popular no les gusta, y los pobres han conquistado espacio en los últimos años dentro de la Iglesia. Ahora vemos que este proceso está truncado. Mi reflexión va en esa línea, que implica cambios hasta el día en que tengamos no un Papa populista, sino un Papa popular.

P. La Iglesia, después del Vaticano II, inició un proceso de cambio sobre su manera de ver el marxismo. Sin embargo, el último libro del cardenal Ratzinger, Iglesia, ecumenismo y política, vuelve a situar al marxismo en las antípodas del cristianismo.

R. Ratzinger tiene una visión estalinista del marxismo. Una visión que resulta anacrónica para los propios marxistas, aunque a él le resulta cómoda porque le ayuda a combatirlo. Ratzinger ocupa un puesto importante en la pirámide eclesiástica. Se encarga de la vigilancia de la doctrina y tiene que ver con la conducción política de la Iglesia, porque ésta no produce bienes materiales, a pesar de escándalos como el de la banca vaticana. En cambio, el que está en la base, con el pueblo oprimido asimila el marxismo con la respiración profunda, porque para el pueblo puede ser una forma de liberarse. Si me pregunta si soy cristiano o marxista, yo digo que soy un cristiano que asimila y que ha aprendido de Marx, y por eso ha hecho de la fe algo más mordiente.

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