Inga-Britt Törnell
Es la defensora de la igualdad de sexos en Suecia
Inga-Britt Törnell, 59 años, juez de profesión y, actualmente, ombudsman para la igualdad entre los sexos en Suecia, trabajaba desde 1975 como miembro y presidente suplente del Tribunal de la Vivienda de su país cuando, el 1 de julio de 1980, fue llamada a desempeñar la labor para asegurar el cumplimiento de la ley de igualdad entre los sexos. Es una mujer viva, inteligente y, sobre todo, de indudable sentido práctico: "Tengo tres hijos y una hija y creo absolutamente que ella debe tener las mismas oportunidades que sus hermanos en el mercado laboral. Para conseguirlo he dejado mi puesto de juez".
De pequeña quería ser médica, pero luego se decidió por el derecho. La judicatura sueca ganó un miembro relevante por la circunstancia de que la asociación de abogados aceptaba mujeres entre sus miembros, pero no permitía que trabajaran en los bufetes, por considerar que circunstancias como los embarazos las convertían en trabajadores más caros.Sueca y todo, Inga-Britt Törnell vio cómo, en un juzgado de distrito en Gotemburgo, para acceder al cual era imprescindible haber pasado por unas prácticas previas, se situaba un varón que no las había realizado, mientras ella, que cumplía los requisitos, era apartada del puesto.
Törnell, que pasó esta semana poco más de veinticuatro horas en Madrid, durante las que se entrevistó con el Defensor del Pueblo y con miembros de la Asociación pro Derechos Humanos y pronunció una conferencia en el Instituto de la Mujer, afirma que nunca se ha visto como feminista, y piensa que la igualdad entre hombres y mujeres es más bien un problema de justicia y de derechos humanos.
¿Qué opinión merece a Inga-Britt Törnell el hecho de que en Suecia las chicas no puedan ser pilotos de combate ni trabajar en un submarino? "Cuando se legisló sobre la incorporación de la mujer a las fuerzas armadas acepté estas limitaciones, mientras se terminan las investigaciones sobre los efectos que el avión de combate y el submarino tienen en el aparato reproductor femenino. Lo que sucede es que estas investigaciones están tardando mucho", dice.
Cuando se le pregunta qué le han contado de la mujer española, responde: "La impresión que me llevo es que se ha iniciado el esfuerzo, pero que todavía queda mucho por hacer".
La ombudsman ha tenido, desde que ocupa el cargo, algunas quejas de hombres que se han sentido discriminados para un puesto de limpieza o para un empleo de camareros, donde preferían chicas y que fueran guapas. Pero el 85% de las quejas que le llegan son de mujeres.
¿Quedan en Suecia muchos hombres carpetovetónicos, de los de "la mujer, la pata quebrada y en casa"? "Los hombres que defienden que la mujer debe quedarse en casa son excepciones allí", comenta. "La idea de que es positivo tener medios para que la mujer se quede en casa existe especialmente entre los trabajadores. Pero la legislación sobre impuestos ha reforzado la introducción de la mujer en el mercado laboral, porque ahora resulta casi imposible subsistir con un solo sueldo".
Cuando no ejerce su trabajo, Inga-Britt Törnell dedica tiempo a su afición literaria y artística o a la protección y conservación de muebles antiguos. Esto último le produce especial satisfacción, porque "trabajando como ombudsman de la igualdad a veces pasa mucho tiempo hasta que se ven los resultados. Por eso es maravilloso tener una afición en la que sí se ven".
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