Bagdad está dispuesto a aceptar el Tratado de Argel
"Irak estaría dispuesto a aceptar el Tratado de Argel si Irán hiciera lo mismo", según ha declarado a EL PAÍS Ahmed al Guielani, director general del primer Departamento Político del Ministerio iraquí de Asuntos Exteriores, encargado de las relaciones con los países desarrollados. Este acuerdo, firmado en 1975 por el sha Reza Palevi y el entonces vicepresidente iraquí, Sadam Husein, delimita la frontera irano-iraquí tanto en su parte terrestre (protocolo de Constantinopla de 1913) como en la navegable, el polémico Chat el Arab, causa inmediata del conflicto que estalló en septiembre de 1980.
"Si desearan negociar y evacuar el territorio que nos pertenece, sería factible reconsiderar la situación formal de la guerra", asegura el alto funcionario iraquí.Poco después del inicio del conflicto, en septiembre de 1980, la ONU instó a ambos contendientes a establecer un alto el fuego y entablar negociaciones, e Irak ha venido desde entonces reiterando su disposición a regresar a las fronteras internacionalmente reconocidas. No obstante, los observadores occidentales siempre han dudado que eso significara que Bagdad fuera a aceptar plenamente el contenido del Tratado de Argel, que supone la utilización conjunta de parte de Chat el Arab (Río Árabe), vía de agua de 94 kilómetros de longitud que en la confluencia del Tigris y el Éufrates, a cambio de la entrega a Irak por parte de Irán de dos pequeños territorios en Sefsaad y en Sen el Cos.
Conflicto ideológico
Al Guielani insiste, no obstante, en que "no se trata de una guerra de fronteras, sino de un conflicto ideológico, provocado por un nacionalimo chovinista [iraní] que pretende extender su revolución por la fuerza y establecer un imperio islámico". "Lo que quieren [los iranies] es imponer su supremacía en el área y crear una esfera de influencia en el mundo árabe", asegura convencido el director general iraquí.
En otoño de 1982, Irak anunció unilateral mente su retirada a las fronteras reconocidas. Sin embargo, parece improbable que en la actualidad su ejército se encuentre situado en esos límites internacionales a lo largo de los 1.200 kilómetros de frontera con Irán. Los entrantes y salientes que se producen en diversos puntos de los frentes norte y central son, según expertos militares, técnicamente indefendibles, por lo que se supone que se han producido ligeras variaciones.
En el frente sur, los iranies siguen manteniendo en su poder la península de Fao, enclave conquistado a los iraquíes en febrero de 1986, en la ya habitual ofensiva de invierno contra este sector. El valor, estratégico de esa zona era no obstante relativo, ya que la refinería de petróleo hacía meses que se encontraba fuera de servicio y la totalidad de la población civil había sido evacuada. Sin embargo, la toma del puerto de Fao cerré aún más las posibilidades iraquíes de salida al golfo Pérsico, necesidad tanto económica como psicológica de Bagdad. De hecho, el cierre de sus accesos al mar sería fatal para un país que aspira al liderazgo de la región y que basa su economía en la venta de crudo. Actualmente, sólo el pequeño puerto de Umm Qasr permanece potencialmente utilizable, ya que el de Basora, 67 kilómetros más al norte está inutilizado desde el principio del conflicto.
Las últimas ofensivas (Kerbala 4, 5 y 8), han tenido un efecto más propagandístico que real, pese al avance del Ejército de Teherán en los pantanos cercanos a Basora. Los iraquíes lograron frenar a los hombres de Jomeini e incluso recuperar el mil veces citado Lago de los Peces, en realidad un pantano que sirve de barrera de contención al este de dicha ciudad.
Ingeniería civil
No hay que olvidar que esta guerra se ha convertido en una guerra de ingeniería civil, en la que el control de los niveles de agua, los cauces de los ríos, las canalizaciones y los movimientos de tierra son armas casi tan importantes como los aviones Mirage, los cohetes antiaéreos Hawk o los tanques T-72.
Como consecuencia -y éste es un aspecto olvidado del conflicto-, se ha destruido una zona de gran valor ecológico. Las marismas, palmerales y bosques de tamarindos que rodean Chat el Arab eran punto de paso obligado de las aves migratorias procedentes de la zona del Cáucaso y de los Urales. La degradación tan brutal que han supuesto los seis años y medio de conflicto ha acabado para siempre con el ecosistema de una región tan privilegiada que se localizó en ella el paraíso terrenal.
En la actualidad, las acciones iraníes se están concentrando sobre el frente norte. Partiendo del eje Sardash-Baneh-Marivand y con la ayuda de los guerrilleros kurdos, los hombres del ayatola Jomeini se apoderaron a principios de mes de los puestos fronterizos de Jazinelí y Gona, y pueden haber penetrado hasta 20 kilómetros en territorio iraquí, hecho que en ningún momento ha sido admitido por las autoridades de Bagdad. La operación ha sido bautizada por Teherán Kerbala 10. No se trata sin embargo, ajuicio de observadores occidentales, de una operación de gran envergadura.
Según dichas fuentes, este tipo de operaciones pequeñas anuncia la preparación de ataques mayores. Precisamente ésta es la época más favorable para las acciones iraníes en la zona norte, que durante el invierno permanece prácticamente helada, lo que dificulta el movimiento de las tropas y material de guerra.
Por el contrario, en el frente sur (al este de Basora), el invierno favorece a los soldados de Teherán. Se trata de una zona pantanosa en la que los tanques y vehículos blindados pierden su movilidad. Las luchas se llevan a cabo cuerpo a cuerpo, y, en esas condiciones, los iraníes llevan ventaja por su superioridad numérica.
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