El alcohol causa el 15% de los accidentes laborales mortales
Las bebidas alcohólicas consumidas en los lugares de trabajo, dentro o fuera de las comidas, suponen una elevación del riesgo de accidentes y de la gravedad de los mismos. Actualmente se calcula que el 15% de los accidentes mortales en el medio laboral tiene su origen en el alcohol.Además, los efectos del alcohol en la empresa tienen otras dimensiones: incrementan la tasa de absentismo y retrasos, disminuyen la capacidad de trabajo -y, en consecuencia, la productividad- y producen mayor número de bajas por enfermedad, alargando generalmente el período de recuperación.
El alcohol afecta prácticamente a la totalidad de los sistemas orgánicos. En el aparato digestivo produce úlcera gástrica, gastritis y pancreatitis; en el hígado, hepatitis y cirrosis; en el corazón, miocardiopatía y arritmias; en el aparato circulatorio, hipertensión e ictus hemorrágico, y en el sistema nervioso, polineuropatías y crisis convulsivas. También disminuye las defensas del organismo y los niveles de vitaminas.
En la esfera psicosocial, repercute con depresiones, ansiedad, sentimientos de culpa, deterioro intelectual y conflictos familiares y laborales. Otros efectos menos aparentes se relacionan con la ficticia sensación de capacidad -traducida en exceso de confianza y euforia- y con deficiencias en los reflejos, coordinación y agudeza visual. Por ello, cada vez son más numerosas las empresas que realizan un seguimiento del consumo de alcohol de sus trabajadores, según se puso de manifiesto en el seminario realizado por el departamento de psicología de la Fundación Mapfre.
En este seminario se debatió cómo intervenir desde la empresa en el consumo de alcohol, cómo realizar la prevención del alcoholismo y qué hacer con los casos problemáticos. Según Román Gómez, psicólogo del Centro de Estudios y Tratamiento del Alcoholismo de Vitoria, es importante que la empresa no dé a los empleados con problemas de alcohol otro mensaje que el acudir a unas entrevistas. El terapeuta guía la actuación del individuo de acuerdo con los problemas observados, pero, en cualquier caso, insiste en que el responsable de la solución -aunque no del problema- es el propio individuo.
No se dan, pues, pautas o indicaciones sobre lo que debería hacer el sujeto, y se espera que sea él mismo quien proponga al terapeuta acciones concretas para resolver su situación. Esta actuación está inspirada en una concepción conductista, y considera beber en exceso -por oposición al modelo médico o de la enfermedad- como una conducta aprendida, en la que la dependencia es gradual y reversible por la abstinencia o moderación.
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