Los empresarios advierten del riesgo, de "vacío político" en Italia
La campaña electoral para las elecciones políticas del 14 y 15 de junio próximo fue en realidad abierta ayer por Luigi Luchini, presidente de la Confindustria, el empresariado privado del país, quien no ha escondido su pesimismo ante "los nubarrones que se ciernen sobre la economía mundial". Lucchini añadió que sería catastrófico para Italia que la temida recesión económica la encontrase en "un vacío político" como el que se otea ya en el horizonte.
Gianni Agnelli, el rey de la Fiat, tradujo brutalmente las palabras de Lucchini diciendo que espera que tras las elecciones se rehaga el pentapartido, una fórmula de gobierno que, según la industria privada, "ha creado frutos positivos importantes en la economía del país".Pero los líderes políticos van por otro camino. En unos encuentros en la redacción del diario La Repubblica con los secretarios generales de los partidos más, importantes, a los que han sido invitados a participar algunos corresponsales de diarios extranjeros, entre ellos el de EL PAÍS, tanto Giovanni Spadolini, republicano, como Alessandro Natta, comunista, y hasta Bettino . Craxi, socialista, han declarado que no ven posibilidad alguna de que se rehaga la anterior fórmula de Gobierno en crisis.
Ayer Craxi reveló incluso su no disponibilidad" para ser ministro en un Gobierno presidido por un democristiano. Negó también la posibilidad de apoyar con su partido a un Gobierno de la Democracia Cristiana, y se declaró dispuesto únicamente, "en caso de emergencia terrorista", a sacrificarse aceptando la diflicil y antipática cartera de Interior.
Por su parte, Spadolini se presentó como el fiel de la balanza para mediar entre las dos mayores fuerzas del país: democristianos y comunistas. Afirmó que está incluso dispuesto a presidir un Gobierno, si se lo pidiesen, en el que estuvieran también los comunistas, pero a condición de que no se excluyera a la Democracia Cristiana. Craxi rechazó dicha idea diciendo irónicamente: ¡Pobre Italia sin oposición!". Y añadió: "En dicho caso, la oposición la haría yo".
Mientras, Alessandro Natta, el líder comunista, cuyo partido se ha convertido de repente en la novia más cortejada por todos, afirmaba con humor que su miedo es que al final esa novia se quede soltera. Para los comunistas, la única solución es la de una alternativa democrática con la Democracia Cristiana en la oposición, aunque también dejó la puerta abierta a otras soluciones en caso de emergencia.
La propuesta del secretario democristiano, Ciriaco de Mita, -que hoy pasará por las horcas caudinas del debate en el diario La Repubblica-, de hacer una nueva ley electoral con dos vueltas (la primera para elegir un partido y la segunda para escoger una fórmula concreta de gobierno), ha enfurecido a los socialistas, que ven la idea como un golpe de mano. Según Craxi, ello significa que los democristianos piensan ya que tras estas elecciones la situación será ingobernable, que será preciso volver a las urnas rápidamente y que quieren hacerlo con una nueva ley que les favorezca. Lo que cada hora resulta más claro es que nunca como esta vez los electores han, tenido que votar a un partido sin saber para qué fórmula de gobierno podrá servir su voto. Craxi ya se adelantó ayer a decir claramente que a los que voten socialista con la esperanza de que ese partido formará Gobierno después con los comunistas les quita desde ahora tal esperanza.
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