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Fuerte control militar y falta de transporte marcaron la huelga en Perú

Una fuerte vigilancia militar, gran parte del comercio cerrado y escasos medios de transporte público fueron las notas destacadas en Lima, la capital de Perú, de la huelga nacional de 24 horas del pasado martes, convocada por el sindicato comunista Central General de Trabajadores del Perú (CGTP).Según el ministro de Trabajo, Orestes Rodríguez, "la mayoría no acató" la huelga de la CGTP. Esta central, a través de su secretario general Valentín Pacho, aseguró que "la paralización fue un éxito". La Prensa peruana de ayer recoge, en general, la impresión de que el paro se hizo sentir en todo el país, en medio de una tensión generalizada.

La dualidad en la apreciación del desarrollo de este primera huelga general que sufre la Administración del presidente Alan García, a casi dos años de haber llegado al poder por una mayoría superior al 50%, sé refleja en el titular del periódico El Comercio. Para este matutino conservador, el paro fue acatado "parcialmente", aunque reconoce que hubo " escasa movilidad", situación que en gran parte de las huelgas generales determina el éxito o el fracaso.

Para el centrista La República, la falta de autobuses y el "absentismo" en las fábricas fueron "notorios" haciendo hincapié en que la mayoría de los comercios no abrieron sus puertas. Para el izquierdista La voz, que refleja varias de las tendencias de la alianza Izquierda Unida (IU), fue evidente una "victoria popular". Y esto, dice, a pesar de "mentiras, soplones y represión..."

Bombas desactivadas, detenidos, forcejeos entre manifestantes y uniformados además de una ostensible ausencia laboral en el cinturón industrial de Lima, fueron sucediéndose a lo largo del día y midiendo la efervescencia de la jornada de protesta laboral.

A pesar de las versiones oficiales y sindicales opuestas, la capital peruana se encontró el martes como en cualquier día de descanso dominical en que el transporte disminuye y los peatones circulan a pie; pero, al contrario de una jornada festiva, los limeños tuvieron que caminar o quedarse en sus casas por la falta de autobuses, taxis y por temor a los disturbios.

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