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"La historia me absolberá"

., Una condena por subversión y la perspectiva de largos años de cárcel segaron ayer en Lisboa el sorprendente destino del hombre que fue la figura más popular de la revolución portuguesa del 25 de abril de 1974.

Sentado en la jaula de vidrio del tribunal de Monsanto, en las afueras de Lisboa, Otelo pudo, mientras el tribunal leía con voz monótona las decenas de páginas de la sentencia, recordar otros tiempos y glorias perdidas.

En 1974 este simpático y extravertido capitán fue el estratega del golpe militar que acabó con la más vieja dictadura de Europa. Durante dos años, como jefe del todopoderoso Copeon, la guardia pretoriana del poder revolucionario, Otelo fue la estrella del Movimiento de las Fuerzas Armadas, un héroe popular adulado por todos, aunque sus simpatías por la ultraizquierda romántica irritaban a los sectores más conservadores.

Jefe de la izquierda militar, fue el gran derrotado de la aventura de noviembre de 1975, que intentó implantar el poder popular después de la caída del Gobierno pro comunista del general Vasco Gongalves.

Preso, Otelo fue liberado semanas después por la presión de la opinión pública, pero expulsado del Ejército. Las elecciones de julio de 1976 fueron su último momento de gloria: obtuvo el 18% de los votos en los comicios que llevaron a la presidencia al general Ramalho Eanes.

El declive del prestigio de Otelo empezó después: apoyado por un pequeño grupo de nostálgicos de la revolución de los claveles, sólo obtuvo un 3% de los votos en las elecciones presidenciales de 1980. Parecía resignado y aceptó el perdón de Eanes,-volviendo a las filas del Ejército en 198 1, fecha en la que empezaron a darse a conocer las FP-25. Fue, sin embargo, una sorpresa general cuando, el 19 de junio de 1984, se anunciaba la prisión de Otelo durante la Operación Orion, lanzada para desarticular la organización terrorista F-25.

En 1975 Otelo había dicho que, con un poco más de formación política, "habría podido ser el Fidel Castro portugués". En el libro editado en febrero último, Acusación y defensa en Monsanto, en el que se defiende de haber practicado el terrorismo, Otelo se despide también con una frase que Castro hizo famosa: "La historia me absolverá'.

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