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Reportaje:Un nuevo desafío integrista / y 2

El Gobierno tunecino prepara el 'proceso del siglo' contra los radicales

El Gobierno tunecino ha encontrado en el mes de Ramadán, que acaba de pasar su ecuador, el momento propicio para concienciar a la población del peligro destructor del integrismo, buscar un consenso popular contra sus métodos y preparar a la opinión pública ante lo que se prevé como el más importante proceso judicial de los últimos años en este país magrebí. Sobre los casi 100 detenidos pesan no sólo acusaciones de terrorismo e insurrección armada, sino también un .pensado y organizado" intento de desestabilización del régimen.

-Todo ello hace suponer que el Estado va a actuar con gran dureza, y en el comentario popular no se descartan de antemano sentencias que incluso alcancen el máximo castigo: la pena de muerte.El primer ministro tunecino, Rachid Sfar, advirtió recientemente ante el Comité Central del Partido Socialista Desturiano (PSI), en el poder) que el proceso contra los extremistas del Movimiento para la Tendencia Islámica (MTI), previsto para después del Ramadán, "aclarará las prácticas terroristas y los actos de sabotaje cometidos por estos elementos". Sfar dejó bien claro que se estaban tomando medidas contra "un grave peflgro" en compló con el extranjero . y que pretende hacer caer el régimen republicano que preside -la vida del país.

El MTI, cuyo máximo líder, Rachid Ghanuchi, será llevado también al banquillo de los acusados, nació en Túnez en 1980, coincidiendo con el auge de la revolución iraní, pese a que sus primeros brotes de orientación teocrática se remontaban a 10 años antes.

Fue en 1970 cuando un grupo de profesores y estudiantes obtuvo del propio Gobierno que hoy les persigue autorización para crear lo que se conoció entonces como la Asociación de Salvaguarda del Corán.

El Gobierno, que contemplaba en esos momentos en esta organización una inquietud exclusivamente religiosa y sin aparente peligro político alguno, les facilitó locales en la universidad y hasta incluso permitió que una mujer, Hind Chelbi, profesora de universidad, Regara a los hogares del país con su mensaje religioso a través de la televisión.

Era la primera vez que los tunecinos se encontraban con un fenómeno distinto e incluso distante de su tradicional y nada apasionada forma de comprender la religión islámica. Diecisiete años después, el poder tunecino se ha encontrado con un movimiento organizado, aparentemente concentrado en la religión, pero que clandestinamente lo que persigue es alcanzar el poder de forma violenta y por las armas.

Tres grupos

Según informes en poder de las autoridades tunecinas, los integristas, tras pasar cuidadosas pruebas de selección y viajar meses por el extranjero, se integraban esencialmente en tres grupos: los teóricos, verdaderos directores y elaboradores de la doctrina (clandestinos); los propagandistas, encargados de trasladar la nueva filosofia religiosa al pueblo y captar seguidores; y los militantes de choque, una auténtica guardia de la revolución, entrenada en artes marciales, cuya misión específica es la actuación violenta en la calle.

El presidente Habib Búrguiba fue el primer dirigente de un país musulmán que retó a su propia religión. Fue en 1965 cuando.en el curso de un mitin popular en pleno Ramadán ingirió un vaso de agua, rompiendo así el ayuno sagrado.

Lo que el presidente Burguiba pretendía era convencer a sus súbditos de que la ruptura de este ayuno, como medio de obte ner fortaleza física ante el reto del trabajo, no era precisamente algo que Dios podía entender como una profanación religiosa. Actualmente, pese a que existen en Túnez cafés y restaurantes que abren en horas de ayuno y también un cierto sector de la población que no acostumbra a cumplir los requisitos del Ramadán, nadie sería capaz de repetir públicamente aquel reto.

El diario L'Action, órgano oficial del PSD, da cuenta estos días en sus primeras páginas de "la masiva afluencia de fieles a las niezquitas", y los gobemadores de las diferentes provincias del país se hacen acompaflar en estas fechas de los principales líderes religiosos, a los que rinden visita todas las tardes en las mezquitas donde se suelen pronunciar las tradicionales charlas religiosas previas a la ruptura del ayuno.

La Prensa tunecina alterna estas informaciones de eminente contenido religioso con descalificaciones y fuertes críticas contra los jomeinistas.

Periódicos independientes como La Presse emplazan a la oposición de izquierda a salir de su ambigüedad en cuanto a su posición de principio sobre el fenómeno fundamentalista.

.¿Cómo pretenden democracia para algunos que de entrada la niegan?", se preguntan aquí, en Túnez. Y otros advierten a la mujer, con mensajes directos, del peligro que para su función como tal supone el reto integrista, especialmente a su propio código tunecino, uno de los más progresistas en el continente africano y en el mundo musulmán.

. Las últimas revelaciones en tomo a este asunto las acaba de publicar la revista Ad-Destur, que asegura que la "sedición fundamentalista", especialmente a raíz de los últimos disturbios, buscaba un mártir como pretexto para, conseguir una revuelta general en el país; que los detenidos que se encuentran en prisión no son los verdaderos instigadores o dirigentes del movimiento, sino hombres defachada, y que uno de los objetivos, conocidos posteriormente, consistía en la infiltración silenciosa de los militantes en las instituciones del Estado para preparar más de cerca el golpe final.

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