La fiesta en Nápoles acabó con 50 heridos
A Nápoles, que aún no se cree que es campeón de Italia y que con el scudetto ha entrado en la historia, como afirmaban ayer los diarios del país, le ha dolido sólo el que la gran fiesta que duró toda la noche haya acabado al final con un balance de 50 heridos, tres de ellos de bala, aunque en ambientes policiales aseguraban ayer que nada tenían que ver estos últimos con la fiesta. Aunque se subrayaba también que los heridos fueron casi todos del tráfico de la euforia de la alegría, y no de vandalismo, y que a nadie se vio borracho por las calles.
Y quizá para no quitarle lustre a una fiesta tan popular, se recuerda que en comparación con lo que solía ocurrir otras veces en esta ciudad, por ejemplo, en Nochevieja, el domingo no pasó nada.Lo que sí sorprendió positivamente fue, en cambio, el hecho, del todo inesperado, de que ayer por la mañana la ciudad empezó la semana con todo abierto, y que la mayoría de la gente fue a trabajar, a pesar de la movida de la noche. Todos los diarios del país subrayaron que esta vez el triunfo del Nápoles no se ha debido sólo al llamado milagro Maradona, aunque todos convienen en que sin su toque de balón -"que merecería estar en el Museo de Arte Moderno de Nueva York", según escribió ayer Corriere dello Sport- probablemente no habría habido scudetto. Se piensa, sin embargo, que el verdadero triunfo del Nápoles se ha debido al hecho de que por vez primera el equipo ha sido dirigido con "eficiencia empresarial" por dirigentes verdaderos que no han dejado nada a la improvisación. Maradona, se subraya, fue "una condición determinante, pero no exclusiva del scudetto", aunque de Diego se exaltaba ayer su capacidad de mimetismo con la cultura humanística napolitana y su ejemplaridad de "jugador limpio y no peleón".
Redimensionado
Dieguito, de quien escribió ayer el diario comunista L'Unitá que ha conseguido incluso "redimensionar a san Genaro", ahora dice que se siente aún más napolitano y que piensa sólo, como ha explicado en sus primeras declaraciones tras el triunfo, en regalar también a esta ciudad la Copa de Campeones. Maradona hizo grandes elogios de su público de tifosi, afirmando que ellos nunca se creyeron las calumnias con las que otros habían intentado desprestigiarle.
Se ha destacado también en la Prensa el que Ia victoria del scudetto tiene que significar para esta ciudad algo más que una fiesta deportiva. Se desea que la victoria se convierta en el trampolín de lanzamiento para la economía napolitana. "Si gana Nápoles, gana Italia", escribió Pasquale Nonno, director de Il Mattino, y se ha visto como simbólico el que al partido hubiese llegado desde Turín Cesare Romiti, administrador delegado de Fiat y hombre de total confianza del rey Agnelli.
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