_
_
_
_
Tribuna:HOMENAJE A RAÚL PREBISCH
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Un estiIo intectual

El homenaje que en el curso de las dos últimas semanas se está ofreciendo en Madrid a Raúl Prebisch, coincidiendo con el primer aniversario de su muerte, es una buena oportunidad para dibujar algunos de los trazos definitorios de la personalidad del que, en palabras de Celso Furtado, ampliamente compartidas, ha sido "el economista latinoamericano de mayor influencia de todos los tiempos".Cinco sobresalientes rasgos del talante personal de Raúl Pre-bisch quiero en concreto destacar aquí, como otras tantas referencias ejemplares para cuantos estudian parcelas de la realidad económica con un mantenido anhelo de contribuir a su transformación.

Debe recordarse, ante todo, la gran creatividad intelectual de Raúl Prebisch. Creatividad que es vigor, potencia en la gestión y modelación en las ideas, pero que es a la vez originalidad, tanto más apreciable cuanto que se produce en un medio cultural tradicional y dócilmente imitativo, incluso servilmente dependiente de productos intelectuales elaborados en y para supuestos y circunstancias muy diferentes.

Se ha podido por eso decir con acierto que Prebisch, a partir de la segunda mitad de los años cuarenta, enseña al mundo en desarrollo y a América Latina algo fundamental: a "pensar con cabeza propia". Creatividad que' es renovación constante, a partir de determinadas y cambiantes "ideas-fuerza" del caudaloso flujo de hipótesis y sugerencias en que consiste su obra escrita, pero que es también audacia, atrevimiento, ese afilado y fecundo sentido de la provocación intelectual de quien ha sido un infatigabLe sembrador de ideas., como lollamó Enrique Iglesias. 0 un auténtico "espíritu en fermentación% si es que preferimos emplear la bella -expresión con que David Hume se refería a la fuerza creativa de quienes en su siglo estaban alumbrando las ideas y las técnicas de la era moderna de la historia universal.

Dicha facultad es inseparable en Prebisch de una decidida actitud de compromiso social. Y tanto en lo que estos términos sirven para denotar la deseable "percepción apasionada" de que hablara Keynes en el estudio de los problemas que, nutren la. reflexión del economista, cuanto en lo que tienen de más originariamente sartrianos, del Sartre que en la presentación de Les temps modernes (en una fecha que va a coincidir aproximadamente, por cierto, con la primera decantación inequívoca de las actitudes de Prebisch con relación al proceso económico y social de América Latina) proclama que el - inteleótual debe abrazarse estrechamente con su época: "Nosotros no queremos perder nada de nuestro'tiempo", escribe, "tal vez los hubo mejores, pero éste es el nuestro". Prebisch se mantendrá fiel a este requerimiento hasta el final. Su doble condición de hombre de pensamiento y acción le ayudará, por lo demás, a realizar ese mantenido propósito, que de algún modo refleja no sólo voluntad de poner a prueba, en la arena diaria, la fortaleza de unas convicciones, sino también una muy noble y nada impostada sensibilidad respecto de las dimensiones más insatisfactorias de la realidad social.Un "creador de ainblenté"Un tercer aspecto del estilo personal de Raúl Prebisch que merece subrayarse es el q"ue se refiere a su muy excepcional capacidad para, además de crear y dirigir equipos de trabajo, transmitir a sus integrantes entusiasmo, verdadera devoción por las tareas que debían realizar. Mitad caudillo, mitad misiónero intelectual, pues yo creo que a Prebisch, forjador de instituciones y promotor de multiplicadas plataformas colectivas de pensamiento y acción, le cuadra especialmente bien esa elocuente caracterización que Schumpeter, en su Historia del análisis económico, hace de Max Weber, considerándolo un creador de ambiente". Lo fue efectivamente Raúl Prebisch: creador de un ambiente de trabajo al que impregnaba de rigor

p0- f

r esional y jovialidad anústosa, nutriéndolo con la savia de¡ diálogo vivo, de la controversia vibrante, del debate fogoso que tan espontánea como deliberadamente cultivó aquél siempre.

Otro rasgo de su personalidad que desde la perspectiva del oficio de intelectual resulta ejemplar es la armonía con que, a lo largo de una dilatada trayectoria profesional, Raúl Prebisch hizo compatible el arraigo en la tierra donde nació y una vocación cosmopolita poco frecuente. De tal forma que, no dejando nunca de ser argentino -"esa cosa que nadie puede definir% como dice el verso de otro argentino universal de nuestro siglo, Jorge Luis Borges-, y siendo más que nadie ciudadano de toda la extensa geografía de países iberoamencanos -no gratuitamente Celso Furtado dijo que "Prebisch inventó la América Latina"-, fue también, y por sobre todo ello,alguien que adquirió una solidaria conciencia internacional; y no al margen de sus tareas tantas veces obligadamente prosaicas de fimcionario de las Naciones Unidas, sino a partir, precisamente -lo ha subrayado también Enrique Iglesias-, de su creencia en el ideal ético de la organización, la cual tuvo en Prebisch a uno de sus más grandes arquitectos. La biografía de Raúl Prebisch, por eso mismo, y a través de un prolongado viaje circular que c onuenza con sus primeros trabajos en el país natal -en la Universidad, en el Ministerio de Hacienda, en la banca oficial-, que alcanzará después los momentos de plenitud al frente de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), para terminar cumpliendo funciones de asesoramiento de la política económica de la Argentina del presidente Alfonsín; su biografía, por todo ello, repito, expresa tanto un itinerario personal como una plural trayectoria colectiva. Con justificada hipérbole se ha podido decir, en definitiva, que la historia de Raúl Prebisch es también un fragmento apreciable de la de su país y de la de toda América Latina, así como un trozo no minúsculo de los logrol, y fracasos de la historia universal de nuestro tienípo.Una vida íogmda Dejo para el final -como quinta nota a destacar de un admirable estilo personal- esa feliz combinación de- caracteres complementarios y ¡ veces contrapuestos que configuraban la singularidad de su proceder público y que modelaban asimismo su frecuente tono vital. Una afortunada forma de hacer y de ser, de trabajar y de disfrutar las horas de ocio, resultado acaso de la simbiosis entre los componentes germánicos -su padre procedía de Alsacia- y latinos que se fundieron en Raúl Prebisch, a la manera de algunos memorables personajes de Thomas Mann, producto de esa síntesis enriquecedora. Utópico y prIgmático a la vez, con una inclinación igualmente desarrollada para el cambio y la continuidad -al igual que los grandes reformadores de todos los tiempos, como ha señalado Aníbal Pinto-, Prebisch era tan admirable por su capacidad organizativa-y su sentido de la autodisciplina personal como por su disposición para el disfrute de la amistad y para los mejores placeres sensuales de la vida, que disfrutaba con intensidad y elegancia aquí y allá, en cualquiera de. las escalas de su "existencia de golondrina", como ha llamado Mario Bunge a ese continuo ir y venir de Prebisch entre Santiago de Chile y Washington,- viajando además permanentemente por todos los continentes.

Una vida bien lograda, en suma, es lo que nos lega Raúl Prebisch. Y tal vez nada mejor pueda recibirse. A quienes le admiramos y le hemos querido nos corresponde hacer ahora nuestra parte del trabajo: él ya hizo el suyo, y muy colmadamente. Tanto que sus últimas palabras bien hubieran podido ser las postreras de Stuart Mill: "Bien sabéis que he hecho nuí labor".José Lás G" Ddga& es catedrático de Estructura Económica en la universidad Complutense de Madrid.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_