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Los jueces piden medios para atender a los delincuentes toxicómanos

Carlos Granados, titular del Juzgado de Instrucción número 10 de Madrid, se quejó ayer, en el transcurso de una mesa redonda sobre justicia y drogodependencias, de la falta de medios materiales de que disponen los jueces para atender en su aspecto humano a los detenidos que llegan al juzgado y que son toxicómanos. El juez afirmó que se dan casos dramáticos de jóvenes que no han cometido delitos graves, y a los que se les puede dejar en libertad, pero que ellos mismos o sus familias piden al juez que les ingrese en un centro asistencial. "Pero no tenemos centros asistenciales alos que enviarlos, aparte del hospital psiquiátrico penitenciario, que es sólo para los delincuentes en prisión".Carlos Granados afirmó que el mismo drama humano se da en los casos en que el detenido sí es sospechoso de haber cometido un delito grave, puesto que, afirmó el juez, al margen del delito, en ese momento es una persona enferma a la que hay que atender, y la prisión no es el mejor sitio para ello. Granados echó en falta la existencia de centros asistenciales extrapenitenciarios, y añadió que el problema se agrava cuando se trata de detenidos menores de edad. El juez insistió en la terrible disyuntiva que se les plantea cuando sólo tienen dos alternativas respecto a los detenidos toxicómanos, la cárcel o la calle, y pidió que se supere ya la fase de propuesta de anteproyecto y se adopten medidas urgentes y eficaces.

Las jornadas contaron también con la asistencia de médicos forenses, psicólogos y responsables del Programa Regional de Drogas, que relataron tanto la carencia, hasta hace un par de años, de medios asistenciales, como la inexistencia de un programa coordinado y basado en el rigor científico. Otro interviniente destacó la necesidad de que la ley establezca fórmulas sustitutivas de la privación de libertad, y se mencionaron la suspensión de los fallos o la libertad a prueba, así como potenciar realmente la función rehabilitadora de las instituciones penitenciarias, sin mencionar los casos de jóvenes que han conseguido dejar la dorga por sus propios medios y ahora se encuentran con condenas pendientes.

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