_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¿Y qué?

La revelación hecha al Parlamento por Margaret Thatcher de que el más famoso jefe del espionaje británico, sir Michael Oldfield, fue un homosexual practicante, ha consternado a los políticos del Reino Unido y proporcionado a la vez a los periódicos -sin excepción- la oportunidad de manifestar ese sexismo irremediable que al parecer llevamos dentro. Ha habido titulares para todos los gustos, y, en general, vergonzosos.Cuando lo que debería avergonzamos, me parece a mí, es que alguien que ocupa un cargo de responsabilidad, política o no, deba verse obligado a sostener lo /que los especialistas en moralina califican de "escabrosa vida" o "sórdidas relaciones". Cuánto más fácil no sería que se permitiera practicar libremente a cada cual el sexo a su manera, desactivando así las posibilidades de chantaje que sugiere una satisfacción clandestina.

Si yo fuera presidente de Gobierno o algo así procuraría que en las ofertas de empleo emanadas de mi gabinete constara una cláusula que dijera más o menos: "Se necesita tal o cual para tal cosa o tal otra. Se admiten homosexuales, incluso locazas, y podrán asistir con su pareja, fija o del momento, a las recepciones oficiales". Creo que con una medida de este tipo se acabaría de una vez por todas con tanta pamema pública, y con tanta angustia como debe de sentir un buen profesional de lo que sea obligado a mantener externamente lo que esta sociedad hipócrita considera un "comportamiento impecable".

De este modo, cuando estallara un escándalo, podríamos leer titulares como éste: "El ministro de Cultura era fan de José Luis Perales", "Antiguo secretario del Foreign Office pegaba los chicles usados bajo los asientos del Concorde" o "Encargado del Bienestar Social obliga a su asistente a comer mondas de patatas". En fin, desmanes realmente serios.

Lo que me sorprende es que cause semejante revuelo que un espía sea homosexual, cuando lo escandaloso es que alguien, gay o no, elija la denigrante profesión de espía.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_