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LA PRIVATIZACIÓN EN FRANCIA

El Gobierno francés adjudica la compañía CGCT al consorcio formado por Ericsson y Matra

Lluís Bassets

La cornpañía sueca Ericsson, asociada a la empresa francesa de armamento Matra, fue designada ayer oficialmente como la nueva propietaria, de la Compañía General de Construcciones Telefónicas (CGCT) por el ministro de Economía y Finanzas, Edouard Balladur, dentro del programa de privatizaciones del Gobierno conservador de Jacques Chirac. La empresa CGCT fue nacionalizada en 1982 por el Gobierno socialista que encabezaba Pierre Mauroy, que pagó a su propietaria, la empresa norteamericana ITT, 215 millones de francos (4.300 millones de pesetas al cambio actual). El consorcio Ericsson-Matra pagará al erario público francés 500 millones dé francos (10.000 millones de pesetas).

Dificultades

Más información
Las ventajas de la iniciativa privada

Entre la nacionalización y la privatización, la CGCT ha experimentado importantes dificultades, que le han llevado a un déficit acumulado de 2.000 millones de francos (40.000 millones de pesetas) y se ha separado de su sector de telecomunicaciones privadas, en manos de Matra al 100%, para restringir su actividad a las telecomunicaciones públicas. La privatización fue ya estudiada por el Gobierno de Laurent Fabius, que inició contactos con la ATT norteamericana, una de las empresas que ahora ha intervenido en la puja. La inclusión de la empresa de construcciones telefónicas en la lista de privatizables en otoño de 1986 ha obligado a una restricción de la participación extranjera al 20%, atendiendo a la ley de privatizaciones, y a la presentación de un pliego de oferta al Gobierno.Las tres principales ofertas recibidas por el Gobierno francés han estado encabezadas por Siemens, ATT y Ericsson. El interés de alemanes y norteamericanos por la propiedad de la empresa francesa ha llevado a un duro enfrentamiento entre los dos Gobiernos. El Gobierno alemán consideraba que la entrada de Siemens en Francia era una compensación a la entrada de la Compañía General de Electricidad (CGE) en la República Federal, como consecuencia de sus acuerdos con ITT. Los norteamericanos, por su parte, bajo la presión proteccionista y el efecto de la guerra comercial con Japón, afirmaban que Francia debía abrir sus puertas si no deseaba ver cerradas las de EE UU. La virulencia del enfrentamiento se expresa en una agria nota emitida ayer por la Embajada de Estados Unidos en París, en la que se afirma que Francia "ha perdido una oportunidad única de cooperación", se considera que la decisión ha sido tomada "bajo presiones políticas" y se interpreta como "una indicación de que el mercado europeo de las telecomunicaciones queda cerrado para los norteamericanos".

En la decisión en favor de Ericsson-Matra ha jugado de forma decisiva el acuerdo suscrito por las dos empresas, el pasado fin de semana, para la construcción del radioteléfono europeo de la nueva generación, denominado también como teléfono de bolsillo o teléfono celular, que permitirá para el año 1992 equipar casi el 10% de los automóviles europeos y abrirá un mercado evaluado en 150.000 millones de francos (tres billones de pesetas). La decisión permitirá también que la norma utilizada por Ericsson, convertida en franco-sueca, se extienda por toda Europa, evitando así una guerra para la implantación de distintos sistemas, como ha ocurrido con la televisión en color o con los aparatos de vídeo.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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