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Tribuna:LA DIFÍCIL DEMOCRACIA MEXICANA
Tribuna
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La óptica del poderoso vecino

No hace mucho tiempo se ponderaba en Europa el peculiar sistema político mexicano, una democracia dirigida que estaba permitiendo la estabilización y desarrollo ajeno a las tensiones experimentadas en otros países de América Latina. El instrumento de esta situación era el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Según el autor, esta visión ha cambiado ahora, y se habla de la tiranía y dictadura del mismo partido sobre medrosos y acobardados ciudadanos.

México aparece ya bajo una nueva óptica, la que difunde su poderoso vecino, Estados Unidos. No es que esta supuesta tiranía y actitud molesten a ese país, lo que molesta es la insistente demanda mexicana reclamando el respeto y el derecho de autodeterminación de los pueblos. Lo reclama ahora para Nicaragua como lo reclamó cuando Etiopía fue agredida por Mussolini, cuando lo fue España por el fascismo ítalo-germano; Finlandia, por la URSS; Cuba y luego Chile, por Estados Unidos.Por desgracia, el pueblo mexicano sólo se ha expresado hasta ahora como democracia armada o delegando el poder político al caudillo o partido que garantice la estabilidad que le permita una democracia civil.

En 1810, el pueblo de México toma las armas para romper con tres siglos de coloniaje. Guerra larga que termina en 1821 con el reconocimiento de su independencia. A continuación, una larga guerra intestina para decidir sobre el orden que ha de regir a la nueva nación: el del viejo sistema colonial, pero sin España; o el que ha hecho posible a naciones como Estados Unidos, el Reino Unido y Francia. En medio de esta guerra, la agresión en 1847 del gran modelo, Estados Unidos, que hace patente su destino manifiesto arrebatando a México más de la mitad de su territorio.

La agresión fortalece al liberalismo, que se propone hacer de México una nación fuerte que impida agresiones como la sufrida. Benito Juárez es el abanderado de este partido y del movimiento de reforma que culmina en la Constitución liberal de 1857.

Las bayonetas de NapoleónEl Partido Conservador, casi derrotado, ofrece en 1864 la corona de un inexistente imperio a Maximiliano de Austria, apoyado por las bayonetas de Napoleón III. Sigue la guerra, ahora contra la invasión y el conservadurismo, que culmina con el fusilamiento de sus líderes en el cerro de las Campanas, el 19 de junio de 1867. Triunfo absoluto del liberalismo, pero a continuación nueva guerra de las facciones triunfantes por el poder lo cual culmina con el triunfo en 1877, de Porfirio Díaz.

El fatigado pueblo mexicano entregará al triunfador el máximo poder para que pueda hacer realidad lo que hasta entonces era un sueño: México como una gran nación moderna. Justo Sierra hablará de esta delegación de poder político hecha a cambio del necesario desarrollo material del país. La nación, dice, "ha compuesto el poder de este hombre con una serie de delegaciones, de abdicaciones, sin que él las solicitase, pero sin que tampoco las esquivase". "¿Es esto peligroso? Terriblemente peligroso para el porvenir, porque imprime hábitos contrarios al gobierno de sí mismo, sin los cuales puede haber grandes hombres, pero no grandes pueblos".

La delegación del poder no creará la nación esperada ni posibilitará la burguesía que hiciese por México lo que otras habían hecho por sus pueblos.

En 19 10, el pueblo toma nuevamente las armas para reclamar y recuperar el poder delegado. En la Constitución de 1917 se trató de legislar para que no se repitiera el error liberal, tratando de hacer descansar en el sacrificio de las mayorías el progreso de las minorías. La nación debería crecer sobre un equilibrado reparto de sacrificios y de beneficios. El Estado revolucionario sería el responsable de este equilibrio.

La guerra civil continuaría ahora entre las facciones de los grupos revolucionarios, culminando con el triunfo en 1920 del más fuerte, el encabezado por los generales Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Aplastada toda oposición, el presidente Calles organiza en 1928 el Partido Nacional Revolucionario (PNR). Dentro de él se concilia rían las diferencias que existiesen entre los revolucionarios. Y una vez más el pueblo mexicano, cansado de las armas, delegará el poder político, no a un hombre, sino a un partido.Tentación del poder

El partido posibilita la anhelada estabilización del país. Calles sin embargo, no resiste la tentación del poder otorgado al partido, y se declara en 1934 jefe máximo de la revolución, tratando de imponer su dictadura sobre el presidente recién electo, Lázaro Cárdenas (1934 1940). Éste, apoyado por las mayorías, que ven amenazado el prometido equilibrio revolucionario, se impone al jefe máximo y lo expulsa del país un 19 de junio de 1935. Poco después, el partido se transforma en Partido de la Revolución Mexicana (PRM).

Lázaro Cárdenas, sirviéndose del poder político que le ha sido delegado, organiza y fortalece a las mayorías nacionales, una y otra vez manipuladas. Reparte tierras, organiza y fortalece el sindicalismo.

El 18 de marzo de 1938 recupera para la nación el petróleo enajenado por grandes consorcios internacionales. En 1946, un presidente civil, Miguel Alemán (1946-1952), usando el mismo poder y apoyado en lo realizado por Cárdenas, pone en marcha la formación de la anhelada burguesía nacional que hiciese por México lo que otras han hecho por sus países. El partido cambia nuevamente de nombre, Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Se pone en marcha la larga etapa de estabilización del país de la que depende su desarrollo todo esto con independencia de las personas que asuman el poder. El partido mantiene con energía el poder que le ha sido delegado. Pero ¿no es ya tiempo de que el pueblo ejercite su propio poder? ¿No es ya tiempo para la democracia civil? Dentro del Gobierno de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) se habla ya de esta necesidad.

Entre los que la planean dentro del PRI está Rodolfo González Guevara, ahora embajador de México en España. El presidente Adolfo Mateos (1958-1964) tiene la misma preocupación; por un lado, habrá que emancipar el sindicalismo obrero del tutelaje gubernamental, y por el otro, abrir el partido a una mayor participación de sus militantes.

El infantilismo del que ya hablaba Lenin hace que la izquierda mexicana, ante la apertura sindical, reclame un todo o nada.

El resultado es nada. En el partido se dice que no se puede hablar de democratizar algo que es por esencia demócrata. Termina el intento. Bajo el régimen de Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970), la concentración del poder lleva a su abuso, y con él, a la tragedia del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco.

Luis Echeverría, al asumir el poder (1970-1976), reconoce en su discurso que las balanzas del equilibrado reparto de sacrificios y de beneficios de los grupos sociales que forman la nación se estaba inclinando a favor de una burguesía cada vez menos nacional que ligaba su destino a los grandes centros del poder capitalista.HábitosLlegamos así a nuestros días. La concreción del poder ha ori ginado corrupción, encubrimiento e impunidad. La delegación del poder no sólo imprime hábitos contrarios al gobierno de sí mismo, sino también de dominio, que difícilmente se está dispuesto a ceder, que origina oligarquías y nepotismos. La situación la agravan el endeudamiento y el despilfarro propios dé esta situación. A ello se suma la caída del valor del petróleo, sobre el que se estaba apoyando el desarrollo de la nación. A esto se suma la presión imperial de Estados Unidos para poner fin a los reclamos del derecho de autodeterminación de los pueblos y a la participación de México en foros como Contadora. Para presionar se convierte en central un viejo problema cotidiano, el de la droga; se imponen nuevos aranceles que frenan la exportación mexicana y, con ello, el pago mismo de los intereses de la deuda externa.Servicios al extranjero

Se impide igualmente el paso de trabajadores mexicanos que el mismo Estados Unidos necesita. Y para culminar se interviene abiertamente en la política interna de México prohijando al Partido Acción Nacional, con programas que recogen los del conservadurismo del siglo XIX y su disposición a ofrecer sus servicios al extranjero.

En esta situación, las razones que justifican la delegación del poder político hecha por el pueblo de México carecen de sentido. El Estado no puede ya cumplir con el papel de equilibrador de los intereses de los grupos que forman la nación. Como tampoco satisface ya las necesidades sociales y económicas que se ofrecen a cambio de esa misma delegación. Por el contrario, para enfrentar la difícil situación económica que está viviendo el país se cargan mayores sacrificios a la mayoría que se suponía iba a ser protegida del acoso total de tales sacrificios que la situación exige.

De allí la ahora insistente demanda de este pueblo para recuperar el poder delegado y hacerse responsable de su propio destino. Un pueblo que ahora carece de opciones políticas. Ya que no puede estar con una izquierda infantil que, sin base popular, reclama el poder y no tiene empacho en aliarse con una derecha dispuesta a dejarse utilizar por el extranjero.

Dentro del PRI se van así haciendo cada vez más fuertes las demandas para su necesaria democratización. Pero también es cada vez más fuerte la sordera para escucharlas.

Pese a todo esto, México no vive en la tiranía que la óptica estadounidense se empeña en mostrar para justificar su desestabilización. Los mexicanos no vivimos la situación que han vivido y aún viven pueblos del sur de esta nuestra América. Los mexicanos no vivimos aterrados ni tememos ser enterrados o desterrados. Ningún mexicano tiene cédulas de identidad, que en otras partes han de ser una y otra vez mostradas.

Sucesos como los de 1968 no han vuelto a repetirse. Los mexicanos que a veces protestan y critican fuera pueden también hacerlo sin riesgo dentro de México. Yo escribo esto, porque también puedo hacerlo en México, poniendo mayor énfasis crítico. El problema, por desgracia, es que hasta ahora no nos hacen caso.Leopoldo Zea es director áel Centro Coordinador de Estudios Latinoamericanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y columnista pobtico del periódico mexicano Novedades.

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