El intermediario Pich dice que Bengoechea expresó su intención de suicidarse
JOSÉ YOLDI / ALEX GRIJELMO Jordi Pich, de 57 años, acusado de actuar como intermediario en el desvío de aceite de colza industrial al consumo humano, manifestó ayer en el juicio sobre el síndrome tóxico que Juan Miguel Bengoechea, el empresario que importó el aceite, expresó el 17 de junio de 1981 su intención de suicidarse.
En esa fecha, según consta en las declaraciones sumariales de Pich, se celebró la reunión de Zaragoza entre varios de los principales implicados: Juan Miguel y Fernando Bengoechea, Enric Salomó, Ramón Alabart y el propio Pich.Esa reunión se celebró, convocada por Bengoechea, una semana después de que se anunciara en televisión que el aceite de colza era el causante del síndrome tóxico. El objetivo, según los procesados, era que le explicaran el proceso de eliminación de la anilinade los aceites industriales; pero, según los acusadores, la reunión fue convocada para pactar la eliminación de pruebas. En esa conversación de Zaragoza fue cuando Bengoechea reconoce que había vendido varias cisternas de aceite desnaturalizado a la empresa Raelca, de los hermanos Ferrero, y, según, Pich, manifiesta su propósito de suicidarse.
La jornada de ayer se centró en la declaración de Pich, supuesto intermediario entre la empresa Rapsa (de los Bengoechea) y Raelca (de los hermanos Ferrero), para quien, el fiscal solicita más de 10.000 años de cárcel. Este empresario catalán se pronunció en todo momento con una estudiada amabilidad, y llamó repetidas veces "señoría", incorrectamente, al fiscal y a los letrados.
No permitió el enfrentamiento
Pich nunca permitió el enfrentamiento con sus interlocutores, y cada vez que parecía caer en una contradicción aceptaba como veraces las declaraciones que hizo en la instrucción del sumario. Varias veces pidió a los magistrados y a los acusadores que le auxiliaran recordándole diversos hechos. "No tengo afán de mentir ni de esconder nada", afirmó textualmente.
Sus contestaciones, con marcado acento catalán, se basaron en una tesis clara: no actuó como intermediario ni cobró por ello. Los hermanos Bengoechea sostienen que sí. Cuando el fiscal le recordó esto, Pich respondió: "Es su palabra contra la mía". Pich asegura que al saber que los Ferrero destinaban el aceite al consumo humano advirtió de ello a los Bengocchea y les aconsejó que no continuasen vendiendo la colza a Raelca. En la mencionada reunión de Zaragoza se enteró de que no habían seguido su consejo, según testificó ayer. La declaración sumarial de Pich -algunos de cuyos detalles no fueron reproducidos ayer en el juicio- añade que Salomó le dijo a Bengoechea en Zaragoza que debía presentarse a la policía y declarar lo que había hecho (puesto que al aceitero catalán le había vendido también aceite con anilina). El momento más significativo en el interrogatorio del fiscal se produjo al referirse el acusador público a la muestra de aceite refinado citada ya en sesiones anteriores del juicio, y que supuestamente sirve para que todos comprueben que la operación del refinado fraudulento ha sido satisfactoria.
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