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La jornada de huelga provoca en algunas estaciones escenas propias del 'metro' de Tokio

La huelga de los trabajadores del Metro provocó ayer en algunas estaciones, durante las horas punta de mañana y tarde en que funcionó con servicios mínimos, escenas propias del metro de Tokio. La paralización del servicio entre las diez de la mañana y las seis de la tarde trasladó las apreturas a las calles más céntricas de la ciudad, cuyos accesos, en especial los de la zona sur, ya se habían visto congestionados desde primeras horas. Taxis y autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) fueron utilizados por una gran parte de los 1.200.000 viajeros que se sirven a diario del transporte subterráneo.

El metro funcionó a medio tren en las horas puntas. Entre las seis y las diez de la mañana circuló sólo la mitad de la flota; por la tarde, la reducción del servicio fue del 60%. Los andenes de Sol y Cuatro Caminos se quedaron pequeños ante el numeroso público que hacia las 8.30 esperaba impaciente la llegada de su tren.En las estaciones donde confluyen varias líneas la escena se repitió hasta las diez de la mañana: colas en los andenes, gente comprimida en los trenes, pasajeros viajando en la plataforma de enganche entre dos vagones.

Las aglomeraciones volvieron a repetirse por la tarde.

En el resto de la red, sin embargo, los servicios mínimos no lo parecieron tanto. Según fuentes del Consorcio Regional de Transportes, se logró incluso mantener una buena regularidad en el tráfico de trenes gracias a la reducción a una tercera parte de los 1.200.000 viajeros habituales. En puntos como Aluche, donde conecta el metro con el ferrocarril que va a Móstoles, la venta de billetes descendió prácticamente a la mitad.

Tal como estaba previsto, a las 9.30 horas y 21.30 horas, los

miembros del comité de empresa y varios grupos de trabajadores se colocaron en los accesos e informaron de la paralización del servicio a decenas de despistados que intentaban aún entrar.

En la renovada estación de Sol, el servicio de megafonía lanzaba mensajes ininteligibles que los viajeros se esforzaban por interpretar. A eso de las 9.45 de la mañana, y en medio de una parrafada inaudible, se pudo escuchar un "último" que despertó instantáneamente a los rezagados. Los viajeros corrieron entonces a su andén para coger el tren escoba que a las 9.30 había partido de cada una de las cabeceras de las diez líneas con las que cuenta el metro.

El último tren pasó por Sol a las 9.50 horas. Decenas de personas esperaban poco antes, en el andén de la línea 2, la llegada de un convoy procedente de Cuatro Caminos. Algunos desistieron y abandonaron la estación por su propio pie. Otros lanzaban comentarios airados que se oían desde el andén de enfrente:

-Pero si están todos los días de huelga, ¿qué más quieren?

-Al final, como siempre, los que menos culpa tenemos pagamos por todos.

El vestíbulo de la estación quedó desierto a las diez. de la

mañana. A esas horas comenzaron a chirriar los cierres metálicos y decenas de usuarios se apiñaron para observar la escena, que se repitió varias veces, a petición de cámaras de televisión y fotógrafos.

Retenciones de tráfico

Los efectos de la huelga se hicieron notar en la calle. Hacia las 7.20 horas de la mañana, media hora antes de lo normal, algunos accesos a la capital comenzaron a saturarse. Según la Dirección General de Tráfico, las retenciones fueron en general similares a las de otro día cualquiera. Sin embargo, en la carretera de Extremadura no ocurrió lo mismo. Se formaron largas colas de vehículos hasta cerca de las once de la mañana.En el casco urbano la situación era parecida a la de la carretera de Extremadura, en especial en las calles y plazas de la zona sur y este. Así, la M-30, la plaza de Fernández Ladreda (glorieta elíptica), paseos de Santa María de la Cabeza y Delicias, calle del Doctor Esquerdo y plaza del Conde de Casal sufrieron retenciones importantes.

En el paseo del Prado, a las 9.15 horas, se organizó un atasco entre las plazas de Neptuno y Cibeles, tras ser atropellada María Antonia Martín Ruiz, de unos 30 años, por un autobús de la línea 27 de la ENIT. La mujer, herida, quedó bajo el eje trasero del vehículo con una pierna aprisionada, por lo que fueron avisados los bomberos.

Un coche bomba, con herramientas especiales, y un coche de mando se desplazaron a la zona. Aunque también se llamó a una grúa, los bomberos, con gatos hidraúlicos, lograron extraer a la mujer y trasladarla al hosplital Provincial, donde se le apreció politraumatismo.

A mediodía, las retenciones se habían trasladado a la zona centro. Las principales calles corno la Gran Vía, Alcalá o Princesa estaban congestionadas hasta Moncloa; la glorieta de Atocha sufría un fuerte atasco, al igual que Cibeles, Goya o María de Molina.

La Empresa Municipal de Transportes, según Informaron fuentes del Consorcio Regional de Transporte, sacó a la calle 1.412 vehículos, frente a los 1.300-1.350 que están en servicio un día normal. Esta flota se mantuvo, con personal voluntario, a lo largo de todo el día con el fin de paliar la falta de metro en las denominadas horas valle.' Las líneas más reforzadas fueron precisamente aquellas que tienen itinerarios parecidos a los del metro.

A primera hora de la tarde se produjo una afluencia masiva de viajeros en las principales líneas de la EMT, a su paso por Cibeles y la Puerta del Sol.

Asimismo, ayer aumentó el número de taxis en servicio respecto a un día normal, lo que no impidió que en ciertas horas del día fuera muy dificil hallar uno libre.

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