La Iglesia griega aumenta su agresividad contra el Gobierno
La posición de la Iglesia en su enfrentamiento con el Gobierno socialista parece fortalecerse cada día. Los periódicos del lunes reflejaron los insultos que el arzobispo de El Pireo, Agustino Kandiotis -perteneciente al ala más ruda de la Iglesia ortodoxa griega-, dirigió públicamente en su oficio del domingo al primer ministro socialista, Andreas Papandreu, y su esposa, Margaret, calificándoles de "enviados del diablo".
Dicho personaje, pintoresco pero no insignificante, ha añadido que va a montar una cadena de televisión porque todos los periódicos están dirigidos por Satanás, y que "el arzobispo de Atenas, Serafin, ha dejado de ser un blando para convertirse en undpersona muy valiente". Tal homenaje lo debe Serafin, jefe supremo de la Iglesia ortodoxa griega, a su empecinamiento en mantener el boicoteo religioso a la celebración de la fiesta nacional, que tendrá lugar mañana.Mientras Papandreu sorprendía a la opinión pública recibiendo a una representación del clero bajo -despectivamente llamado por los obispos como "los sindicalistas"-, en lo que parece un intento de divídir a las jerarquías, en la sede administrativa de la Iglesia de Atenas se reunía el Santo Sínodo, en medio de un aparatoso despliegue de coches Mercedes Benz y Cadillac y guardias de seguridad. Los popes exhibían radiantes sonrisas que patentizaban su seguridad en la victoria final, dentro de una batalla contra el Gobierno socialista que no ha hecho más que empezar. Nadie arremete nunca en vano contra la todopoderosa Iglesia ortodoxa griega. El obispo Cristóforos comentaba a esta enviada especial que "no se trata de que la Iglesia sea griega; Grecia es la Iglesia".
Por último, a mediodía de ayer, los obispos de Volos, Alejandrópolis y Tebas ofrecieron una conferencia de prensa en la sede de la Agrupación de la Prensa Extranjera para, como dijeron, "iluminar al pueblo". Afirmaron los obispos que no les gusta la publicidad, pero que sienten la obligación de expresar su firmeza contra el proyecto de ley de expropiación de las tierras de la Iglesia ante ese 97% de griegos que confiesan profesar la religión grecoortodoxa.
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