La insólita corrida de los quites
La corrida de ayer en Valencia destacó por el gran número de quites que hicieron los diestros; algo insólito en la época actual del toreo, donde los matadores suelen abstenerse de torear de capa. Los tres espadas recibieron sus toros a la verónica. Ortega Cano, al cuarto, en el centro del redondel, y Joselito, al sexto, a pies juntos, previa una ceñida larga cambiada de rodillas.Ortega Cano hizo quites por gaoneras al primero y al sexto, por verónicas también al primero, por chicuelinas al cuarto y a este lo llevó al caballo con el capote a la espalda en una suerte híbrida de rogerinas y del lance de la mariposa. Esplá hizo quites por delantales al primero y al cuarto, por navarras al segundo, y puso a los toros en suerte con un surtido de recortes y largas. Joselito hizo quites por verónicas cargando la suerte o juntas las zapatillas al segundo y al tercero, por navarras a este mismo toro y al quinto, y por chicuelinas y faroles al sexto.
La profusión de lances toreros y la competencia de los diestros produjeron la corrida más argumentada y amena de cuantas se han visto hasta ahora en la feria valenciana, a pesar de que también fue la más larga, con una duración cercana a las dos horas y media. Los matadores, según manifestaron al terminar el festejo, estaban satisfechos, de sus respectivas actuaciones, y únicamente Joselito se sentía disgustado, pues, a su entender, el presidente fue injusto al no concederle la oreja del sexto toro. "Debió darme el trofeo", declaró, "pues el reglamento dice que la oreja se concede a petición mayoritaria del público y es evidente que hubo mayoría".
Esplá, por su parte, también tuvo una observación crítica sobre el presidente: "Mi segundo toro llegó a la muleta muy entero y desarrollando sentido, porque le faltó un puyazo. La presidencia se equivocó al cambiar precipitadamente de tercio, así como, después, al denegar la oreja a Joselito. Debió actuar con más flexibilidad, y no buscando protagonismos que no le corresponden".